Dicen que en el aeropuerto de Viena hay un mostrador destinado a aquellos pasajeros que llegan al país creyendo que es Australia, y no Austria. En realidad, se trata de un mito que prosperó a partir de una campaña publicitaria austriaca, pero bien podría ser el caso de un joven periodista barcelonés que intentando llegar a Australia terminó en Islandia.
Naturalmente, es una broma que contiene algo de verdad: un periodista barcelonés de 32 años que estaba intentando viajar a Australia para trabajar y ahorrar dinero, debió cambiar de planes y terminó viviendo en otra isla, aunque notablemente más cerca de España. El cambio terminó favoreciéndolo.
Viajar a Islandia y vivir para ahorrar
En 2023, Bernat decidió que la manera más rápida de ahorrar podía ser la misma que otros utilizan para gastar sus ahorros: viajar. Su plan era viajar a Australia y allí trabajar hasta hacerse de un buen capital, aunque no lo hiciera como periodista, que es su profesión. Este plan se vio frustrado porque la novia de Bernat, que es vietnamita, tuvo problemas con la visa, y fue entonces cuando se enteraron por amigos que había excelentes posibilidades de trabajo en Islandia.
A la semana de haber llegado a Reikiavik ya tenían trabajo en un hotel, y siguieron encontrando otros fuera de la capital. Lo que pasó fue que estuvieron trabajando durante un año y tres meses, y terminaron regresando a España con 50.000 euros ahorrados. La información que los llevó a este lugar tan notablemente opuesto geográfica y culturalmente al que originalmente habían planeado viajar fue que en Islandia estaban necesitando urgentemente personal de hostelería, y así era en efecto, sobre todo fuera de Reikiavik.
Al trabajar en hoteles, Bernat y su novia tenían el alojamiento y la comida garantizados, buenos sueldos y en general pocos gastos, especialmente cuando comenzaron a trabajar lejos de la capital. En dos de los cuatro hoteles donde trabajó tuvo comida y alojamiento incluido, y en el último donde permaneció nueve meses tuvo alojamiento, comida y además coche.
Algunas cifras o ¿por qué en Islandia se puede ahorrar y en España no?
Debemos empezar por el salario mínimo, que en España es de 1.184 euros, mientras en Islandia es de 2.500; y el salario habitual en los hoteles es de 3.000 euros, trabajando 170 horas mensuales. Enlazando turnos y trabajando hasta 300 horas, en un mes Bernat llegó a tener ingresos de 5.500 euros.
Bernat y su compañera enlazaron turnos de mañana, tarde y noche cada vez que pudieron, e hicieron valer sus derechos, apoyándose en la legislación islandesa, cuando intentaban desconocer las horas extras que habían trabajado. Cosa que no hacían otros trabajadores extranjeros (polacos, checos, italianos), conformes porque estaban ganando el doble de lo que se paga en el resto de Europa.
Toda aventura tiene su lado oscuro
Hay una idea generalizada, y que ha sido afianzada por series como Vikings y Game of Thrones, de que Islandia es un lugar espectacular y que una persona joven lo debe pasar bastante bien. Esto en parte es verdad, y en parte no. Si vamos con el mismo plan de Bernat, las oportunidades de hacer turismo van a ser relativamente escasas, trabajando entre 150 y 300 horas al mes, y es probable que prefieras dormir que salir o pasear.
Otros aspectos negativos: la gestión del personal administrativo en los hoteles no siempre era claro y podía ser un poco desordenado, había que pelear en ocasiones por las horas extras y la vida social era prácticamente nula. Para acceder a los trabajos solo les pidieron un buen dominio del inglés y disponibilidad horaria. Llegaron a principios de junio y pasaron el verano en el primer hotel, saltaron al segundo en septiembre y luego a un tercero durante 2 meses.
Finalmente, Bernat consiguió un empleo fijo en el cuarto hotel, en el que permaneció 9 meses.