En diferentes culturas los abuelos siguen jugando un papel relevante en la educación de los nietos, sobre todo cuando los padres son demasiado jóvenes o están muy ocupados en la lucha por sobrevivir. Entonces los adultos mayores se hacen cargo de los niños pequeños.
No es el caso de España, donde los abuelos tienen básicamente dos formas de relacionarse con sus nietos. Lo hacen a través de visitas cortas, excepto en períodos vacacionales, o conviviendo directamente con ellos, si abuelos, padres y nietos comparten un mismo domicilio.
¿“Los abuelos estamos para malcriar”?
Ciertamente nuestros mayores son una ayuda invalorable, cuando necesitamos realizar alguna gestión o trabajo y no podemos dejar a los niños solos. Sin embargo, también pueden convertirse en un problema, cuando deciden malcriar al nieto.
La psicóloga perinatal y especialista en crianza, Sofía Lewicki, autora del libro Tan mal si salimos. Cómo dejar de educar para empezar a criar, señala que los abuelos que conviven con los padres pueden generar conflicto y confusión en temas como la comida, el acceso a las pantallas y otros límites que deben respetar los niños.
Afirma también que esta doble instrucción que reciben los niños, por parte de sus padres y sus abuelos, puede terminar generando confusión. La consecuencia puede ser alimentar mentiras y secretos que no van a contribuir precisamente a una mejor formación del niño.
Es simple: “malcriar a los nietos” no puede consistir en contradecir las reglas y normas establecidas por los padres.
“Este será nuestro secreto”
Tampoco es aceptable, si somos nosotros los abuelos, enseñar a los nietos a mentir aunque sea por omisión. Este sería el caso de cuando los hemos dejado hacer algo que sus padres normalmente no les permitirían, comer golosinas o ver películas que no son para niños, o jugar determinado videojuego, y luego les pedimos que no lo cuenten a sus padres.
De este modo estaremos inculcándoles que mentir en determinadas situaciones es aceptable, y hasta simpático.
“En la casa de los abuelos todo es mejor”
Si es porque en la casa de los abuelos está permitido hacer cosas que en sus casas tienen prohibidas, estaremos haciendo un flaco favor a los niños y a los padres, sobre todo porque los primeros van a asociar el amor con la permisividad.
Otras expresiones y prácticas de los abuelos que no son recomendables
- “Si me das un beso te doy un caramelo”. No es recomendable presionar a los niños para que besen o abracen a alguien contra su voluntad, y tampoco lo es chantajearles para que lo haga. Tampoco hay que calificarlos como afectuosos o fríos por el modo como se comportan frente a los adultos.
- “Tu mamá (o papá) no quiere”. Es una expresión que los abuelos utilizan cuando no quieren perder el afecto del nieto por no dejarlos hacer algo que no tienen permitido (como ver más televisión, o jugar más tiempo), pero que puede hacer daño en la relación de los niños con sus padres.
Entonces, qué hacer
Es cierto que los abuelos pueden ser una mala influencia para los nietos, pero también lo es que constituyen una útil ayuda en muchísimos hogares españoles. Además, pueden llegar a jugar un papel extraordinario en el desarrollo emocional y mental de los niños.
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) aconseja a padres y abuelos hacer una especie de acuerdo, donde queden claros los límites que deben respetar los niños (y los abuelos), en qué cosas se puede ser flexible y qué cosas no son negociables.
No es fácil, pero los abuelos quizás deban recordar aquella frase molesta esgrimida alguna vez contra los actuales padres: “Mi casa, mis reglas”, para entender que ahora estos afirmen: “Mis hijos, mis reglas”.