Parecía que iba a ser un buen año para los conductores en España, al menos en lo relativo al pago de la gasolina y el diésel, pues los precios venían bajando desde enero, a pesar del invierno. En este sentido, nada presagiaba que esta tendencia podía revertirse en verano, que es cuando hay mayor movimiento de coches y otros vehículos en la península.
Así ha sido, los precios dejaron de bajar hace un par de semanas y comenzaron a subir de nuevo, coincidiendo con el momento en que el conflicto entre Irán e Israel se materializaba. Aunque para los expertos en estos temas este aumento inicial y la producción de petróleo nada tuvo que ver con esta crisis que sigue desangrando al Medio Oriente.
La subida de los precios antes de que el conflicto empeore
Los primeros ataques de Israel a diferentes blancos en Irán sucedieron durante la madrugada del 13 de junio, y unas horas después se produjo la respuesta del gobierno de Irán; pero los precios del combustible en España comenzaron a subir días antes.
Entre el 9 y el 20 de junio hemos tenido un aumento en el precio del diésel de un 2,2%, y de la gasolina en un 1,4%. El litro de diésel está ahora en 1,388 euros y el de la gasolina en 1,477. Pero no vale la pena memorizarlos porque lo más seguro es que el aumento no se detenga allí.
Este incremento nada tiene que ver con el conflicto con el Oriente Medio, sino consecuencia de un aumento del 4% en el barril del petróleo, que se produjo mucho antes de que el conflicto pasara a otro nivel, con el intercambio de ataques entre los dos países.
Sin embargo, ya había previsiones de un aumento en el precio del combustible, que podría llegar a un 10% en el caso de la gasolina, y de un 22% en el del diésel. Y esto fue antes de que Estados Unidos se incorporara al conflicto, e Irán amenazara con cerrar el estrecho de Ormuz.
Las consecuencias tardan en llegar, pero llegan
La Organización de Consumidores y Usuarios señala que el conflicto que estamos presenciando no se va a reflejar de inmediato en los precios de los combustibles, pero sí que lo hará en las próximas semanas, si la situación entre Israel, Irán y Estados Unidos se radicaliza, algo que se esperaba iba a ocurrir después del ataque a Irán.
La respuesta de Irán fue relativamente contenida, un ataque con previo aviso a una base estadounidense en Catar, y por el momento se ha dejado de hablar del cierre del estrecho de Ormuz. Sin embargo, esta tensión en la región seguirá afectando los precios del barril de petróleo y, en consecuencia, también los del diésel y la gasolina.
Otra cosa que debería preocupar a los consumidores, no solo a los conductores, es que un aumento en el precio del barril de petróleo puede afectar también el coste del transporte, de la fabricación de productos y hasta el valor de la electricidad.
Qué pasa con el estrecho de Ormuz
Este estrecho conecta el golfo Pérsico con el mar Arábigo, se encuentra entre Irán y Omán y por allí salen los tanqueros cargados de petróleo procedentes de Arabia Saudí, Kuwait, Catar, Irak y Emiratos Árabes Unidos, lo que equivale al 20% del petróleo mundial.
El cierre de este estrecho, e incluso la amenaza de cerrarlo, ya debe haber impactado en los mercados energéticos y pronto lo veremos reflejado en el precio del barril.
Por ahora, la OCU calcula que el precio del diésel podría llegar a 1,52 euros, y el de la gasolina a 1,53 euros. Si la situación entre Irán e Israel se estabiliza, se superen esos límites.
