La amenaza que constituye la Inteligencia Artificial para decenas de miles de puestos de trabajo se hizo más que patente en el sector tecnológico en 2023, cuando empresas como Google, X, Spotify e IBM llevaron adelante despidos masivos. Google se deshizo de 12.000 trabajadores, y X eliminó, solo en España, un 83% de los empleados.
En estos casos no se habló abiertamente de la IA, aunque sí hubo una empresa que lo dijo: IBM, que despidió 7.800 trabajadores y afirmó que el trabajo que hacían estos empleados sería asumido por la Inteligencia Artificial, aunque los resultados no fueron los previstos por esta empresa estadounidense
La aventura y desventura de los trabajadores de IBM con la Inteligencia Artificial
Las personas que tenían poco más de 20 años en 2001 y que tengan un conocimiento superficial de informática, probablemente desconozcan la importancia y la larga trayectoria de esta corporación de tecnología informática, fundada a principios del siglo XX. Quizás es la única en su sector con una historia continua de éxitos y fracasos desde fines del siglo XIX.
En esta ocasión hablaremos de lo que parece ser uno de sus fracasos y que es visto por algunos como un alivio momentáneo para la clase trabajadora, que se siente amenazada, y tal vez con razón, por el conjunto de sistemas y tecnologías que se esconden tras estas dos abreviaturas en mayúscula: la IA.
En 2023, IBM decidió suspender las contrataciones en todos aquellos cargos que pudieran ser teóricamente realizados por la IA, y en el proceso terminó despidiendo casi 8.000 empleados.
Los trabajos que IBM creía que podían ser asumidos por máquinas (no pasará mucho tiempo antes de que se empiece a considerar insensible o discriminatorio llamar a la I.A. así), eran aquellos relacionados con la administración y con la gestión de recursos humanos, así como cualquier otra actividad mecánica y repetitiva, que requiriera de poca o ninguna creatividad.
El resultado esperado era más y mayores beneficios para ser distribuidos entre un menor número de personas, pero no fue así. IBM descubrió que la IA necesita ser entrenada y supervisada, y aunque ciertamente puede acelerar y manejar diferentes procesos, los resultados deben ser vigilados.
Estos sistemas, al menos con la tecnología actual, todavía no están en condiciones de actuar de forma completamente independiente, y aún necesitan presencia humana vigilando y apoyando en distintos puntos de sus operaciones y actividades. Una lección que a IBM le tocó aprender.
El retorno a la Inteligencia Natural, pero a una distinta
“Aunque hemos hecho una enorme cantidad de trabajo dentro de IBM para aprovechar la IA y la automatización en ciertos flujos de trabajos empresariales, nuestro empleo total en realidad ha subido, porque hemos logrado obtener más capacidad de inversión para cubrir otras áreas”, declaró el director ejecutivo de IBM, Arvind Krishna.
IBM debió contratar nuevamente miles de trabajadores, pero hay que reconocer que lo hizo buscando un perfil muy diferente al de los que salieron. La corporación contrató ingenieros y técnicos en informática, desarrolladores de software, personal de ventas con conocimientos de informática, expertos en diferentes aspectos de la I.A. y desarrolladores de sistemas automatizados, entre otros.
Se trata de trabajadores con un perfil profesional más complejo que el de los que trabajan en administración, con conocimientos que no son tan comunes en el mercado laboral y que por lo tanto exigen salarios más altos.
Después de todo, quizá la experiencia de IBM no se pueda considerar como un fracaso, y la IA haya resultado una ayuda indispensable para llevar esta empresa con casi un siglo y medio de existencia a otro nivel. Se está demostrando que de momento las diferentes aplicaciones y herramientas de Inteligencia Artificial son eso, herramientas al servicio humano.
