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Adiós a la cerveza: un estudio revela los efectos negativos que tiene para el cerebro y a qué edades es mejor no beberla

por Paco Magar
16 de junio de 2025
Adiós a la cerveza: un estudio revela los efectos negativos que tiene

Adiós a la cerveza: un estudio revela los efectos negativos que tiene

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Parece broma, pero muchas personas consideran que el alcohol es un problema cuando se toma en vino, vodka, whisky y otras bebidas con grado etílico superior al de la cerveza, y que esta última es bastante inofensiva y se puede beber sin correr ningún riesgo.

¿Cómo va a hacernos daño si llevamos tomándola desde hace más de 7 mil años, desde antes de la invención de la escritura, y probablemente desde antes de inventar el pan con levadura? Pero estamos completamente equivocados, y sí, la cerveza puede tener efectos negativos, similares a los de otras bebidas alcohólicas, aunque su grado etílico sea mucho más bajo.

Los efectos del alcohol sobre nuestro cerebro

Es cierto, la cerveza tiene menor contenido de alcohol que el vino y otras bebidas espirituosas, pero muchas personas compensan este bajo porcentaje bebiendo mayor cantidad y con mayor regularidad que otras bebidas más fuertes. Sobre todo hay mucho mito con la cerveza sin alcohol.

El consumo de cerveza genera problemas digestivos, afecta el hígado, puede propiciar la aparición de enfermedades crónicas, y además nos hace aumentar de peso de forma poco armoniosa (la famosa panza o barriga cervecera). A esto hay que agregar los efectos negativos que puede producir en nuestro cerebro.

El alcohol definitivamente puede afectar negativamente nuestra memoria y la capacidad cognitiva, es decir, nuestra capacidad para aprender, comprender y retener información. Al menos esto afirma el doctor Richard Restak, en su libro Complete Guide to Memory: The Science of Strengthening Your Mind.

Restak fue presidente de la Asociación Americana de Neuropsiquiatría y es profesor clínico de neurología en la Universidad George Washington. Respecto de las bebidas alcoholicas, afirma que aunque el cerebro puede fortalecerse y mejorar con el tiempo, es un proceso que el consumo de alcohol puede interrumpir.

Ejercitamos y mejoramos nuestra memoria gracias a una continua estimulación mental y a la repetición, pero si bebemos alcohol en grandes cantidades y de forma regular, como un par de cervezas a diario, vamos a causar daños en las neuronas y en las conexiones entre ellas.De este modo entorpecemos nuestra capacidad para retener y procesar información.

Por otro lado, hay un buen número de estudios que han probado que el consumo regular y excesivo de alcohol a medio plazo encoge el cerebro, lo que favorece la aparición de enfermedades neurodegenerativas y de aquellas relacionadas con la demencia.

No antes de los 25 ni después de los 65

Aunque la edad legal en España para consumir alcohol es a partir de los 18 años, muchos estudios señalan que el inicio es a partir de los 14 años. Incluso respetando la edad legal, nos exponemos a un grave peligro al beber alcohol con frecuencia, pues el cerebro no termina de conformarse antes de los 25 años.

Beber antes de los 25 años puede afectar nuestra capacidad para concentrarnos, para aprender e incluso afectar nuestra salud mental. Debemos ser conscientes de que con el alcohol vamos a estar afectando a nuestro órgano principal antes de que esté completamente desarrollado.

Y beber cerveza y otras bebidas con alcohol después de los 65 años tampoco es aconsejable, ya que a partir de esa edad comenzamos a perder neuronas rápidamente, y el consumo de alcohol va a acelerar este proceso.

Esto no significa que entre los 25 y los 65 años podamos beber todo el alcohol que nos dé la gana. También se ha demostrado que el consumo frecuente y excesivo de alcohol afecta, aunque sea levemente, nuestra capacidad cognitiva, y se puede reflejar en nuestra salud mental.

A partir de los 70, aumentan las posibilidades de que aparezcan enfermedades relacionadas con la demencia y el deterioro cognitivo, y el alcohol solo puede empeorar este escenario.

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