No es ni de cerca el electrodoméstico más importante que se haya inventado para facilitar las labores en la cocina, pero es sin duda uno de los más queridos por todas aquellas personas que odian lavar los platos, es decir, por casi todas. Es el lavavajillas un equipo que se inventó 27 años antes que el refrigerador doméstico.
En efecto, el primer lavavajillas se patentó en 1886, mientras que el primer frigorífico doméstico comenzó a operar en 1913. Esto prueba que para la mayoría era más importante no lavar los platos que conservar durante más tiempo los alimentos.
El hábito que puede prolongar la vida del lavavajillas
Los seguidores del frigorífico pueden argumentar que hoy en día este equipo está más presente en los hogares del mundo que el lavavajillas, pero no pueden negar que, una vez que nos acostumbramos a usar este último electrodoméstico, es muy difícil prescindir de él.
Es un equipo que ahorra tiempo y esfuerzo, y además protege la salud de nuestras manos al no exponerlas al efecto de detergentes y a los cambios bruscos de temperatura del agua. Es también un aparato cuya reparación puede ser costosa, si sufre una avería, por lo que conviene practicar algunos hábitos como el que mencionamos a continuación, para prolongar su vida útil.
Es una acción sencilla y no exige ningún esfuerzo: solo debemos dejar abierta la puerta una vez que hemos terminado de usarlo, para que deje escapar todo el vapor. Al dejar la puerta cerrada tras usarlo queda atrapada una gran cantidad de vapor en el interior del lavavajillas, lo que genera un microclima donde pueden prosperar el moho y bacterias responsables de malos olores.
Otras razones por las que conviene dejar la puerta del lavavajillas abierta
No es solo por razones de higiene. Al dejar la puerta cerrada con vapor adentro se crean condiciones que favorecen la corrosión de los componentes metálicos, la formación de cal y la acumulación de residuos que eventualmente pueden hacer fallar filtros y bombas. La recomendación de dejar la puerta abierta no es un invento de las abuelas, sino un consejo que viene en los manuales e instrucciones de uso de los lavavajillas.
Y no se trata de dejar la puerta completamente abierta, obstaculizando el movimiento en la cocina, solo hay que dejarla entreabierta.
En resumen, al dejar la puerta entreabierta evitamos la aparición de moho, un ambiente favorable para la proliferación de bacterias y la acumulación de residuos (con los consiguientes malos olores); la corrosión, la formación de cal y el eventual daño de filtros y bombas.
Otros consejos para alargar la vida del lavavajillas
Para disfrutar de las ventajas que ofrece este equipo debemos usarlo de forma adecuada y darle mantenimiento regularmente.
Respecto al uso, es importante cargar el lavavajillas del modo como se indica en las instrucciones, separando los cubiertos y colocando los utensilios boca abajo, sin sobrecargar los brazos y sin bloquear los aspersores.
Cada vez que se use este electrodoméstico, hay que revisar y eliminar restos de comida. También es fundamental usar la cantidad de detergente recomendada en las instrucciones, o lo que indica el producto de limpieza (de este modo se evitan acumulaciones), y utilizar el programa de lavado indicado para cada tipo de carga.
En cuanto al mantenimiento, es importante eliminar los restos de comida del filtro por lo menos una vez a la semana, o más, dependiendo de la frecuencia con que se utilice.
Verificar, con un palillo o una aguja, que los huecos de los brazos rociadores no estén obstruidos y limpiar con un paño húmedo las juntas de las puertas, para eliminar residuos y prevenir fugas.
