Existen varios ejemplos en la literatura fantástica de monedas aparentemente humildes que pueden tener un inmenso valor. Dos de ellas fueron imaginadas por el escritor Jorge Luis Borges: una que solo tenía un lado (por el otro era invisible); y otra, el Zahir, una pieza de veinte centavos cuya posesión o visión podía enloquecer a una persona.
En la vida real también hay monedas humildes, que cuando circulaban no valían gran cosa y que en la actualidad alcanzan el valor equivalente a una pequeña vivienda, o más. Este es el caso de una moneda de 1 céntimo, que puede llegar a valer hasta 50.000 euros.
Una moneda casi invalorable
Se trata de una pieza acuñada en Alemania en 2002, de la que una unidad acaba de venderse justamente por esa suma, 50.000 euros. Es una moneda aparentemente idéntica a tantas otras que circulan por todo el ámbito de la Unión Europea, pero tiene un detalle que la ha vuelto valiosa para los coleccionistas.
La moneda en cuestión fue diseñada por el arquitecto Rolf Lederbogen y se caracteriza por llevar en uno de sus lados una rama con unas hojas de roble, rodeada por las doce estrellas de la Unión Europea. En la parte inferior de la rama aparece el año de impresión, 2002.
Estas monedas se acuñaron utilizando acero recubierto con cobre, pero algunas de ellas, por un error cuando se estaban imprimiendo, se hicieron solo con acero. Son precisamente estas monedas las que codician los coleccionistas.
Las monedas elaboradas solo con acero brillan más que las otras y es una de las maneras como las identifican los conocedores y los coleccionistas. Al tratarse de un error en la acuñación, estas monedas no debieron circular, pero un buen número aparentemente logró salir a la calle.
Si se encuentran en buen estado y se puede certificar su origen (que no sea una copia o una falsificación), su valor oscila entre los 30.000 y los 50.000 euros, en subastas privadas y en portales dedicados a la numismática y al coleccionismo en general. Se considera que uno de estos céntimos está en buen estado si no está golpeado o deformado, si los grabados permanecen intactos, bien visibles, y si conserva el brillo acerado que lo caracteriza.
Una fortuna que podrías tener en el bolsillo
Uno de los aspectos interesantes de esta moneda es justamente su proximidad en el tiempo. No es una antigua moneda griega o romana, o de alguna civilización perdida, sino piezas acuñadas a principios de este siglo, de las que quizás podríamos tener una o varias, olvidadas en el bolsillo de un pantalón que ya no usamos, o en un viejo monedero.
Es por tanto importante revisar en los rincones de los cajones o en esos botes llenos de monedas de escaso valor que solían guardar nuestras madres y abuelas, aunque este céntimo no es tan antiguo, y quizás nos llevemos una agradable sorpresa.
Si encontramos un céntimo con la rama de roble y el año 2002 en la parte inferior, vale la pena buscar la opinión de un experto en numismática, aunque es bastante probable que se trate del céntimo común recubierto con cobre. A modo de truco a recordar cuando encontremos estas monedas, si notamos un brillo inusual podríamos estar de suerte.
En el cuento de Borges, “El zahir”, la persona no puede dejar de pensar en los veinte céntimos y de verla una y otra vez, hasta que decide confundirla con otras monedas en el pago de una bebida. Si tuviéramos un céntimo cuyo valor entre coleccionistas es de 50.000 euros, ¿podríamos dejar de mirarlo y de pensar en él?




