Los cajeros automáticos deben haber sido el primer contacto que muchos tuvimos con la tecnología aplicada a la vida civil, mucho antes de que se popularizaran los microondas, o de la llegada de los ordenadores y de los teléfonos móviles.
Hasta hace poco estos equipos parecían destinados a la extinción, debido al crecimiento de la banca electrónica. Sin embargo, ahora han vuelto a un primer plano, gracias a una medida de la Unión Europea que tiene como objetivo hacerlos más accesibles para todas las personas, incluso para quienes sufren de alguna discapacidad.
Cajeros automáticos con más de un canal sensorial
Para cumplir con una resolución de la Unión Europea, a partir del 28 de junio los cajeros automáticos deberán estar en condiciones de ser utilizados por personas que sufran algún tipo de discapacidad visual o auditiva. Hasta ahora estos equipos, como muchos otros con los que interactuamos a diario, están diseñados para ser manipulados por quienes no sufren de ninguna limitación sensorial. Pero a partir de junio deberán estar habilitados para que su uso sea posible por personas que sufren algunas limitaciones.
Esto significa que los equipos deberán estar adaptados para dar instrucciones o información de forma auditiva, y adaptar el teclado, o una pantalla alterna, para que pueda ser utilizado por una persona con discapacidad visual.
Otros cambios podrían incluir el uso de letras más grandes, sistemas de voz para dar instrucciones y facilitar el uso del cajero, y teclados en Braille. Varios de estos cambios no solo van a beneficiar a ciudadanos con discapacidad, también le harán un gran favor a las personas mayores de 60 años que comienzan a perder la vista, y que en España supera el 20% de la población.
Los cambios incluyen también instrucciones más precisas y claras en torno a su uso, y con interfaces que permitan una aproximación intuitiva, lo que va a facilitar su manejo incluso por parte de personas que interactúan muy poco con equipos sofisticados.
Qué pasará con los cajeros automáticos actuales
Aunque la normativa entra en vigor el 28 de junio, la obligatoriedad de cumplir con estas condiciones de inmediato será para aquellos equipos que se instalen después de esta fecha. Los equipos instalados antes y que permanecen operativos, dispondrán de un plazo de cinco años para ser adaptados a las nuevas condiciones o ser reemplazados por nuevos equipos.
Esto quiere decir que el plazo para introducir estos cambios en los equipos que ya funcionan será hasta el 29 de junio de 2030. Estos cambios no solo afectarán a los cajeros automáticos, sino también a equipos como los que cambian billetes en las estaciones de trenes, y otras modificaciones que deberá implementar el sistema financiero español para facilitar el acceso a personas con discapacidad.
No se trata de una medida nueva o arbitraria; la Unión Europea comenzó a fomentar estos cambios en los países miembros desde 2010. Y en España se aprobó 13 años después el Real Decreto 193/2023, de 21 de marzo, por el que se regulan las condiciones básicas de accesibilidad y no discriminación de las personas con discapacidad para el acceso y utilización de los bienes y servicios a disposición del público.
Este real decreto recoge al menos seis directivas de la Unión Europea, cuyo objetivo es eliminar las barreras y mejorar las condiciones de accesibilidad en todos los espacios públicos, incluidos los cajeros automáticos, para aquellas personas que sufren de alguna discapacidad.
Equipos como los cajeros automáticos deben actualizarse para que el mayor número de personas con diferentes grados de discapacidad puedan utilizarlos, y deben hacerlo en los plazos que ya hemos mencionado. Es decir, los nuevos a partir del 28 de junio de este año, y el resto tendrá hasta el 29 de junio del 2030 para introducir los cambios, o ser reemplazados.
