Los rollos de papel higiénico a menudo son vistos como el punto final de un modesto artículo de uso cotidiano, la señal de que hay que poner un nuevo rollo y motivo de disputa con los hijos y otros parientes cuando permanece en su lugar de uso, sin ser reemplazado.
Pero estos cilindros de cartón pueden ser también símbolos del reciclaje y de las segundas oportunidades, por la gran variedad de usos que les podemos dar justo cuando parecía encontrarse a punto de ser enviado al cubo de los desperdicios. He aquí algunos ejemplos de lo que podemos hacer con este modesto cilindro de cartón.
Un rollo de papel higiénico en el jardín
Los rollos de papel higiénico se fabrican generalmente con cartón biodegradable y poseen un alto contenido de carbono que se puede aprovechar como fertilizante, al agregarlos a compost. Para que se incorporen más rápido al suelo, conviene cortarlo en trozos pequeños y humedecerlos.
Otra manera de utilizarlos en el jardín o en macetas es convertirlos en semilleros. Podemos llenarlos con tierra, colocar una semilla o una planta pequeña y una vez que haya crecido lo suficiente, sembrarla en una maceta más grande o en el jardín sin sacarla del rollo, que terminará integrándose al suelo y aportando nutrientes.
Como juguetes para niños y mascotas
Como todos los padres saben, y muchos adultos recuerdan, los niños pueden convertir cualquier objeto doméstico o de uso cotidiano en un juguete: botones, cartones de leche, paletas, etc. Y seguramente pueden hacer lo mismo con los rollos de papel higiénico sin ninguna intervención. Si solo basta llevarlos hasta un ojo para convertirlo en telescopio.
Pero podemos agregarle valor proporcionando a los niños tijeras escolares, pinceles, pintura o rotuladores, y veremos cómo los rollos adoptan múltiples formas, desde cohetes hasta robots, vagones de trenes, binoculares, o troncos de árboles. Con los rollos también se pueden hacer juguetes para mascotas como perros y gatos, colocando papel o algún alimento atractivo en el interior del cilindro y cerrándolo para que jueguen con él y entrenen su olfato.
Como elemento de orden
La forma de los rollos de papel higiénico es perfecta para organizar algunos elementos en el hogar que tienden a dar aspecto de desorden, como los cables del ordenador o el televisor, o los lapiceros, resaltadores y otras piezas en los escritorios.
Con pegamento para hacerle una base y algunos toques de color, podemos tener una pieza de escritorio donde colocar lápices y otros materiales. Por otro lado, en el suelo pueden servir para hacer que todos los cables de los equipos estén juntos.
Los rollos también pueden usarse para enrollar equipos con cables que suelen estar colocados en cualquier parte, como los cargadores de móviles o de auriculares; utilizarse como separadores en los cajones, o para enrollar y guardar cintas, hilos y otros materiales de costura. Cerrando los rollos por un lado y con una pequeña intervención pueden servir para guardar botones, agujas, clavos, tornillos, tuercas y otras piezas pequeñas.
Para decorar
Aunque no se nos ocurra nada, vale la pena guardarlos porque, entre otros usos, pueden servir como elementos decorativos en una fiesta de cumpleaños, o en Navidad. Con el cartón de los rollos y unas buenas tijeras podemos hacer distintas figuras que se pueden pintar y colocar en distintos puntos del salón; y el rollo completo es la base perfecta para una vela de Navidad. También se pueden hacer pequeñas máscaras para los niños.
Una pieza útil hasta el final
Solo hay que pensarlo un poco y seguramente encontraremos otros usos prácticos para el rollo de papel higiénico, y una vez que esté muy deteriorado no olvidemos que también podemos usarlo como fertilizante orgánico.
