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«Soy Francisco y no es broma»: así sorprendía el Papa a los fieles, desde el enfermo hasta al quiosquero

por Paco Magar
3 de mayo de 2025
"Soy Francisco y no es broma": así sorprendía el Papa a los fieles, desde el enfermo hasta el quiosquero

"Soy Francisco y no es broma": así sorprendía el Papa a los fieles, desde el enfermo hasta el quiosquero

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El lunes 21 de abril, durante las primeras horas de la mañana, falleció el papa Francisco, primer pontífice latinoamericano, y también el primero en pertenecer a la orden de los jesuitas. Durante su papado, que tuvo una duración de 12 años y 39 días, se convirtió en una figura polémica, sin por ello dejar de ser muy querido por millones de feligreses.

Desde el anuncio de su muerte hasta su entierro en la basílica de Santa María la Mayor, han sido muchas las anécdotas e historias publicadas que tienen como protagonista al papa Francisco (fue también el primero en elegir este nombre), como un problema inusual que debía enfrentar cada vez que llamaba por teléfono.

“Soy Francisco y no es una broma”

Hay una anécdota que retrata hasta cierto punto cómo es la conducta de algunas figuras cuando han pasado mucho tiempo ejerciendo cargos de gran poder. Se cuenta que Dwight Eisenhower, general de la Segunda Guerra que también fue presidente de Estados Unidos, no tenía la menor idea de cómo usar un teléfono.

No fue el caso del papa Francisco, que siempre mantuvo los pies en la tierra, y prueba de ello es que se tomaba el tiempo para hacer llamadas sin recurrir a sus asistentes, para saludar a un amigo, dar un feliz cumpleaños, consolar a un enfermo o cancelar una cita médica. El problema es que a menudo quienes recibían la llamada no podían creerle.

El Papa utilizaba un número personal para hacer esta clase de llamadas, y cuando contestaban del otro lado se anunciaba: “Hola, soy Francisco”; luego, ante el silencio incrédulo de su interlocutor debía aclarar: “no es una broma”.

Llamadas a su hermana y a un quiosquero

Desde el primer momento en que recibió el nombramiento, el cardenal Jorge Bergoglio mantuvo una actitud llana y humilde, que se veía reflejada en esta conducta respecto a las llamadas telefónicas.

Sin importar lo ocupada que tuviera la agenda, siempre se tomaba un tiempo, casi siempre alrededor del mediodía, para comunicarse con un pariente, para saludar a un amigo o para consolar a un enfermo.

Una de las primeras llamadas que hizo el cardenal argentino una vez que el cónclave lo eligió nuevo papa, fue a su hermana menor, María Elena, en Buenos Aires, para dale la buena noticia.

La otra llamada fue más sorprendente para quien la recibió: un vendedor de diarios en Buenos Aires, cuando ya habían pasado 4 días de su nombramiento como nuevo pontífice.

“Hola, Daniel, habla el cardenal Jorge”. El vendedor creyó que se trataba de una broma, hasta que el Papa insistió: “En serio, soy Jorge Bergoglio, te estoy llamando desde Roma”.

El Papa le agradeció por su servicio, le informó que llamaba para suspender la suscripción y envió saludos a su familia.

Cuál es el protocolo cuando nos llama el Papa

Las llamadas del Papa eran tan frecuentes y sorprendentes que el diario Il Corriere della Sera propuso una especie de protocolo o pasos a seguir cuando se tuviera la fortuna de recibir una llamada papal, no sin antes advertir que el Papa es una de las últimas personas que seguían haciendo llamadas a teléfonos fijos:

“Aunque el santo padre proponga el tuteo, agradézcanle, pero manténganse en el clásico ‘usted’. Escuchar antes de hablar. No introduzcan argumentos. No tengan miedo de ser normales: la ligereza es un don. Si el Papa quisiera enojarse, hubiera llamado a un ministro”.

El artículo continúa afirmando que “el papa Francisco tiene sentido del humor. Díganle que eso es una bella cosa, porque la ironía es hermana de la misericordia. No terminen ustedes la conversación. Dejen que sea el pontífice el que decida cuándo despedirse”.

Claro que si ahora recibiéramos una llamada del papa Francisco, sería un milagro.

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