La reelección de Trump como presidente de Estados Unidos, dejó claro que hay un amplio sector del país que no se siente representado por las series y películas que defienden ideas como la justicia social, la igualdad entre los sexos, las luchas contra el racismo o la xenofobia.
Es un estadounidense que cree en valores como el patriotismo y el individualismo extremo, el derecho a la riqueza, al porte de armas y a impartir justicia por mano propia cuando considera que es necesario. Hay que decir que quizás sí se siente representado por una exitosa serie, producida por Taylor Sheridan y protagonizada por el actor Kevin Costner y que se encuentra disponible en Netflix.
Yellowstone, más que un parque nacional
No es que Hollywood no hable de situaciones y personajes que reflejen estos principios y valores, pero en los últimos años lo ha hecho desde una perspectiva crítica, y a menudo a través de una mirada negativa. o nada complaciente.
En Yellowstone, que comenzó a verse en 2018 y ya lleva 5 temporadas, el bien está representado por hombres fuertes y tradicionales, como John Dutton (Kevin Costner), patriarca de la familia en torno a la que gira la serie y propietario de uno de los ranchos más grandes de Estados Unidos. Y todo ello en uno de los lugares más hermosos de este país.
Dutton es algo así como el último millonario a caballo, que a lo largo de la serie mantiene a raya, junto con sus hijos, a los indígenas, que pretenden recuperar su territorio. También junto a grandes corporaciones que quieren apoderarse del rancho para desarrollar enormes proyectos inmobiliarios.
Es una serie que combina grandes paisajes recorridos a caballo, con helicópteros y coches sumamente costosos, veteranos de guerra, pieles rojas resentidos, abogadas alcohólicas y lujuriosas, empresarios despiadados y hombres dispuestos a todo. Incluso a violar la ley, cuando se trata de defender propiedades y principios.
El éxito de Yellowstone y el trumpismo
Tal vez los votantes de Trump no sean exactamente así, pero les gustaría serlo. Al menos esto es lo que parece reflejar el éxito de la serie, con millones de espectadores en Estados Unidos, especialmente en los estados donde domina el partido republicano.
Aunque hay que reconocer que Yellowstone, que además cuenta con varias precuelas, ya realizadas, como 1883 y 1923, y una secuela en proceso de producción, también ha tenido mucho éxito en estados demócratas y fuera de las fronteras de Estados Unidos.
La familia que protagoniza la serie no es precisamente perfecta: el padre no sabe cómo relacionarse con sus hijos, y aunque los ama, no teme ser autoritario.
El hijo mayor, que administraba el rancho, fue asesinado; el segundo, hijo adoptivo, es abogado y político; la tercera, una abogada bebedora y algo promiscua, y el menor, un veterano de guerra que se casó con una indígena, y tiene un hijo con ella. Y todos buscan la aprobación paterna.
Son una familia disfuncional y con fuertes conflictos, pero que no duda en unirse cuando el rancho o el padre están en peligro. Sí, es una serie que defiende valores conservadores, pero que no puede reducirse solo a eso.
En su trama también se ven reflejados los avances de la especulación financiera y empresarial sobre otras formas de producción menos agresivas, ambientalmente hablando, la corrupción en los entes gubernamentales y el racismo hacia los pueblos indígenas.
Eso sí, no aparece un personaje LGBTQ ni por accidente, y apenas un par de hombres de color, pero a lo mejor es así en Montana. Aunque hay que reconocer que al menos un par de personajes son nativos americanos: un rival de John Dutton, político y administrador de un casino, y la esposa de uno de sus hijos, que además es profesora universitaria.