Singapur es un destino muy valorado del sudeste asiático. La calidad de vida que ofrece y su estabilidad económica y social lo convierten en un lugar al que muchas personas del mundo aspiran mudarse definitivamente.
Es una ciudad-estado moderna, muy organizada y multicultural. Se destaca por su limpieza, su eficiencia y el alto nivel de seguridad, condiciones muy valoradas que no es fácil encontrar, todas juntas, en ciudades del mundo.
Su infraestructura es avanzada. Cuenta con un sistema de transporte público rápido y fiable. En general, todos lo servicios públicos son bien gestionados. A nivel educativo, cuenta con instituciones de prestigio y con un sistema escolar que destaca en los rankings mundiales.
Y, por si todo esto fuera poco, Singapur tiene un entorno laboral dinámico y competitivo. Muchas multinacionales tienen sede en ese país, lo que lo convierte en un centro financiero y tecnológico de primer nivel.
Estas condiciones atraen a profesionales y personas de diferentes ocupaciones de todo el mundo, que generan una comunidad internacional muy activa.
Lo que los visitantes e inmigrantes extrañan en Singapur
Las condiciones de vida en Singapur son las mejores aunque el coste es elevado, especialmente en vivienda y servicios privados. El gobierno apuesta por la sostenibilidad y el desarrollo urbano inteligente. Abundan los espacios verdes, parques y programas que promueven una vida saludable.
Es así que, en términos de calidad del aire, atención médica y conectividad global, Singapur ocupa posiciones destacadas a nivel internacional.
Sin embargo y frente a tanta maravilla, lo que a los foráneos les llama la atención es el precio de los automóviles, que es uno de los más altos del mundo. El encarecimiento se debe a una política gubernamental que busca controlar el número de automóviles en circulación y fomentar la vida saludable. La meta es evitar la congestión y, especialmente, reducir el impacto ambiental. Por algo Singapur se destaca por la calidad del aire.
El coste de un coche no solo se basa en el precio del vehículo. Incluye una serie de tasas, impuestos y permisos obligatorios que incrementan notablemente su valor final.
Uno de los impuestos que llama más la atención es el que grava el derecho a comprar un vehículo. Algunos conductores pagan hasta 84.000 dólares por el documento que se llama “Certificado de Titularidad del Vehículo”, un permiso que da derecho a poseer y usar un coche en el país durante 10 años.
El sistema de concesión de este certificado también es especial. Se obtiene mediante un sistema de subasta, en el que los precios varían en función de la demanda y la categoría del vehículo. El Certificado llega a costar más que el propio coche, especialmente en períodos de alta demanda.
¿Necesitan los habitantes de Singapur un vehículo particular?
Hay pocas razones para que los habitantes de Singapur decidan tener un coche. El sistema de transporte público es reconocido como uno de los más eficientes, limpios y puntuales del mundo.
Está compuesto por una red integrada por trenes, autobuses y taxis, todos conectados a través de un sistema de pago unificado que facilita el acceso con una sola tarjeta.
El sistema cubre toda la ciudad, y los vehículos son modernos, cómodos y climatizados. El costo es muy conveniente. Incluso los viajes diarios cuestan menos de 2,50 dólares singapurenses, unos 2 dólares estadounidenses.
Este enfoque busca fomentar el uso del transporte público y garantizar una movilidad sostenible. Como resultado, tener un coche en Singapur es un símbolo de estatus y obliga a una decisión económica significativa, más ligada al lujo que a la necesidad.
Por tanto, los que elijan Singapur para vivir deben estar dispuestos a renunciar a conducir su propio vehículo o a gastar un dineral para lucir su propio coche.
