La difusión de información acerca de las consecuencias de fumar está provocando un cambio en los hábitos de muchas personas. El problema es que no es fácil para los fumadores olvidarse de este vicio que los ha acompañado durante varios años.
Es así que los que están dispuestos a abandonar el cigarrillo, buscan alternativas que les ayude en ese intento titánico de dejar de fumar. Acuden a diversas estrategias y productos que, según se dice, reducen la dependencia de la nicotina y favorecen la gestión de la ansiedad.
Productos como parches, chicles, caramelos, inhaladores y sprays nasales son reemplazantes de nicotina. Proporcionan dosis controladas de nicotina sin los efectos nocivos del tabaco. Utilizados con control médico ayudan a reducir gradualmente la adicción. También existen medicamentos recetados y se acude a apoyo psicológico y terapia conductual.
Pero la alternativa al tabaco tradicional que más ha crecido en los últimos años es el vapeo. Los dispositivos de vapeo se han posicionado como la opción más elegida para quienes buscan reducir o abandonar el tabaco. Sin embargo, su impacto en la salud sigue siendo objeto de debate entre expertos y autoridades sanitarias.
¿Existe regulación del vapeo en España?
La regulación del vapeo está enmarcada dentro de la Ley del Tabaco, que prohíbe su uso en espacios públicos cerrados, centros de trabajo y medios de transporte colectivo.
Además, su venta está restringida a mayores de 18 años. Los dispositivos y los líquidos utilizados deben cumplir con normativas específicas en cuanto a etiquetado, publicidad y composición.
Con todo ello, el gobierno se ha propuesto endurecer las regulaciones para equiparar el vapeo con el tabaco convencional. Esta decisión obedece a la preocupación por el impacto en la salud y el aumento de su consumo entre los jóvenes.
Se han lanzado campañas de concienciación que advierten sobre los posibles riesgos asociados al uso prolongado de estos dispositivos. En especial se previene de las consecuencias de usar líquidos que contienen sustancias químicas con efectos aún no estudiados.
Sin embargo, a pesar de estas restricciones, el mercado del vapeo sigue en expansión. La diversidad de productos y sabores que atraen tanto a exfumadores como a nuevos consumidores es cada vez más amplia.
El gobierno está intentando por todos los medios desestimular el vapeo. La medida de reciente ejecución es la aplicación de un nuevo impuesto sobre los vapers.
El 1 de abril entró en vigor el impuesto a los vapers
La Ley 7/2024, de 20 de diciembre de 2024, dispone un impuesto específico sobre los líquidos para vapeo, bases y nicokits. Estos productos hasta ahora no tenían ningún impuesto.
El impuesto, que está operativo a partir del 1 de abril, provocó el aumento del precio de venta de estos productos, pues se equipara el factor impositivo al del tabaco tradicional. Se espera que al aumentar el precio se reduzca el consumo, especialmente entre los jóvenes.
El impuesto varía según la concentración de nicotina en los líquidos. Para los que tienen menos de 15 mg/ml, el impuesto es de 0,15 euros por mililitro más IVA. Para los que superan esta concentración se aplica un impuesto de 0,20 euros por mililitro más IVA. Por tanto, el impuesto para 10 ml es de 1,5 euros.
Las estadísticas muestran que un usuario promedio suele consumir entre 3 y 5 ml de líquido al día, aunque el consumo varía según el tipo de vapeador. Esto supone un aumento significativo del costo mensual del vapeo.
Este nuevo impuesto se enmarca dentro de un paquete de medidas fiscales destinadas a controlar el uso de productos relacionados con la nicotina, para mejorar la salud pública. Con esta carga fiscal, España se alinea con otros países europeos que han adoptado la misma medida fiscal.
