Las personas que aman a sus mascotas, entienden que su compromiso va más allá de proporcionar alimento y refugio. Al adoptar un animal como su compañero de vida, asumen la responsabilidad de garantizar su bienestar, prevención de enfermedades y acceso a tratamientos adecuados cuando es necesario.
El amor por los animales se traduce en una gran concienciación sobre la importancia de las visitas veterinarias regulares, la vacunación y el seguimiento de planes de salud personalizados.
Pero no todo depende de la voluntad de los ciudadanos comunes. Las autoridades tienen una gran responsabilidad en estos asuntos. Así lo demuestra una ley del gobierno español que, según opinión de los involucrados, pone en riesgo la vida de las mascotas.
¿Qué establece la Ley de Medicamentos para Mascotas?
La Ley de Medicamentos para Mascotas establece un marco regulador que controla los fármacos destinados a animales de compañía. Se trata del Real Decreto 666/2023, conocida popularmente como “Ley de Medicamentos” o “Ley de Medicamentos Veterinarios”.
La Ley está adaptada a las disposiciones establecidas en el Reglamento UE 2016/6 del Parlamento Europeo y del Consejo de 11 de diciembre de 2018 sobre medicamentos veterinarios.
Tiene varios puntos cuestionables que han provocado desconformidad especialmente en el sector de veterinarios.
¿Cuál es el problema en España del uso abusivo de medicamentos?
Un gran problema en España es que el uso excesivo e inadecuado de antibióticos ha llevado al desarrollo de bacterias resistentes. Esto dificulta el tratamiento de infecciones y aumenta el riesgo de complicaciones graves.
Es un problema que afecta tanto a la salud humana como a la de los animales, a los que sus tutores les dan antibióticos frecuentemente. Los profesionales han advertido que los antibióticos consumidos por animales pasan a los humanos a través del consumo de productos de origen animal.
La Ley establece la obligatoriedad de que las prescripciones de medicamentos para animales sean realizadas exclusivamente por los veterinarios. Es una medida que obedece a la necesidad de reducir el uso indiscriminado de antibióticos y de otros fármacos para garantizar tratamientos eficientes.
Por tanto, es un problema de salud de la gente, no solo de los animales.
¿Por qué los veterinarios están en desacuerdo con la Ley de Medicamentos?
Cada país miembro del bloque generó su propia ley de medicamentos veterinarios con diferentes niveles de restricciones. España es uno de los que impuso limitaciones que parece que son extremas.
Una de ellas, la que más ha disgustado a los veterinarios, es prohibirles que dispensen antibióticos directamente. Deben hacer un cultivo previo antes de aplicar el antibiótico de uso específico.
El sector siente que se desconoce su criterio profesional. La Ley hace más lentos los tratamientos urgentes en los que no se puede esperar. El cultivo supone un proceso de varios días que pueden ser fundamentales para la salvación o la muerte del animal. Además, se incrementa el coste para el tutor, ya que no solo debe pagar la consulta con el veterinario sino también el cultivo.
En estos días, el caso de la muerte de la perra Selva que murió por no administrarle a tiempo el tratamiento adecuado a causa de la ley, ha sido enarbolado como bandera de condena de la Ley.
Otros problemas que genera la ley
Este problema es el principal, aunque no el único. También se limita la venta de los fármacos, que deben ser adquiridos en farmacias y no en clínicas. Otra vez surge el problema de las urgencias. Y para los veterinarios que no cumplan con este requisito, se establecen multas que oscilan entre 3.000 y más de un millón de euros.
Por otra parte, la patronal de las clínicas veterinarias de Baleares denuncia que los veterinarios se ven obligados a usar antibióticos que saben que no son los mejores y que van a fallar. Solo cuando estos fallan se puede ir subiendo de categoría.
Por lo tanto, los veterinarios reclaman la derogación del Real Decreto que afecta a la salud de sus pacientes. Solicitan que se confíe en su capacitación y en su criterio, tal como ocurre en otros países europeos.