Parece una idea original, pero hay que decirlo, se le ha ocurrido a muchos padres. Se trata de repartir la herencia en vida, para evitar discusiones y dramas familiares, y para evitar los impuestos relacionados con la sucesión, que en algunas Comunidades Autónomas pueden ser bastante altos.
La herencia en vida, tal y como lo prueban las tragedias isabelinas y algunas películas asiáticas, no garantizan que no haya conflicto después de la muerte de los progenitores, o incluso antes, y que las primeras víctimas de un pleito por la herencia sean los padres.
La donación en vida
La herencia en vida también se conoce como donación en vida, en teoría puede evitar que los herederos se maten entre sí o terminen enemistados por estar en desacuerdo con la repartición.
Además, sirve para eludir una serie de imposiciones fiscales, como los impuestos de sucesión, y solo habrá que pagar el impuesto de donaciones, que en varias comunidades ya no se aplica y en otras está muy bonificado. En la práctica hay interés en muchas administraciones autonómicas en España en que las propiedades se mantengan en las mismas familias, y estas no emigren, o que las propiedades cambien de mano y se disgreguen.
La herencia en vida como arma de doble filo
Iñaki Barredo es un abogado vasco, especializado en derecho familiar, y que además utiliza las redes sociales para dar consejos sobre herencias y otros trámites legales, que podemos encontrar en su cuenta de TikTok, @iñakibarredoabogados. A destacar que su vídeo sobre la donación en vida ha recibido más de 75.000 visualizaciones.
Barredo utiliza como ejemplo una familia con tres hijos, donde los padres deciden donar la vivienda personal en vida a los tres herederos. Al hacer esto, los hijos se convierten en los legítimos propietarios.
Con ello, los hijos solo tendrán que ocuparse del impuesto de donaciones que, como señalamos antes, no existe en muchas comunidades o es muy bajo. Los hijos tendrán que pagar la plusvalía al ayuntamiento, y declarar la donación en el IRPF. Aunque si viven en esta vivienda, quedarán exentos de pago.
Pero no todo es ventaja en esta práctica, pues si los padres siguiendo el ejemplo anterior continúan en la vivienda, podrían quedar a merced de las arbitrariedades de uno de los hijos, o terminar expulsados de su vivienda.
Una solución salomónica: la cláusula de usufructo vitalicio
La idea de entregar una herencia en vida es asegurarse de que cada uno reciba su parte, evitar trámites engorrosos, impuestos excesivos y tener la posibilidad de corregir entuertos e injusticias a tiempo. Pero es cierto que puede dejar a los padres en una situación desventajosa.
Una manera de evitar que los dueños anteriores del patrimonio puedan ser perjudicados por la donación, es incorporar una cláusula de usufructo vitalicio. De esta manera, afirma Barredo, “los hijos no tienen la propiedad completa. Tienen lo que se llama la nuda propiedad”.
Con la cláusula de usufructo vitalicio, los progenitores continuarán teniendo dominio sobre la propiedad hasta que mueran, y será entonces cuando los hijos podrán disponer de la vivienda.
Otros conflictos relacionados con la herencia
Quino, el famoso creador de Mafalda, utilizaba uno de sus personajes para afirmar que “una familia nunca divide una herencia: la descuartiza”.
En general, los principales conflictos en una herencia son: la falta de testamento, la desigualdad en la distribución de los bienes, que el testamento sea impugnado por alguno de los herederos, los conflictos con terceros (como socios y otras personas cercanas al fallecido), deudas y cargas y problemas con la administración de la herencia.
En todos estos casos, es más que recomendable la presencia de un abogado.