La forma de vestir dice mucho de las personas. Es un poderoso medio de comunicación no verbal que transmite información sobre la personalidad, el estado de ánimo, la cultura, la profesión y los valores de la persona.
La ropa y los accesorios reflejan los gustos y preferencias personales, pero también son un indicador de cómo quien la usa desea que los demás la perciban. Es un recurso para proyectar una imagen que muestra qué condiciones de su vida y de su historia quiere destacar, que marca también una forma de relacionarse con el entorno.
En especial en estos tiempos, la vestimenta también expresa la pertenencia a un grupo cultural o social. Por ejemplo, un atuendo formal generalmente proyecta profesionalismo y seriedad. Uno más casual transmite relajación y cercanía con el resto de la gente. También los colores y los accesorios desempeñan un papel importante en estos mensajes que transmite la forma de vestir.
Dentro de la variedad de prendas de vestir y accesorios que se consideran mensajeros de aspectos psicológicos profundos, la gorra es uno de los que más se visualizan.
¿Por qué hay gente que usa gorra todos los días?
Hay personas que independientemente del clima o de hacia donde vayan no salen a la calle sin gorra. No importa si llueve o si hay sol, si salen solos o acompañados. Vayan donde vayan siempre llevan la cabeza cubierta. Es parte esencial de su rutina diaria.
La gente usa gorra por diversas razones, que abarcan desde motivos funcionales hasta la expresión personal. Las gorras ofrecen protección contra el sol, ayudan a resguardar el rostro y los ojos de los rayos UV. También protegen de la lluvia. Por lo tanto, son un accesorio muy práctico para actividades al aire libre.
Pero más allá de su utilidad eventual, el uso de gorra ha sido analizado desde un punto de vista psicológico para identificar el simbolismo de este accesorio asociado a la personalidad e imagen.
El punto de partida de este análisis es el reconocimiento de que la gorra tiene un impacto en cómo la persona se percibe a sí misma y, especialmente, en cómo los demás la perciben.
Desde el deporte hasta la moda, las gorras suelen asociarse a grupos culturales, deportivos o urbanos. Quienes las usan a diario transmiten su identificación con esos grupos, es como una declaración de pertenencia.
En este sentido, la doctora Karen Pine, experta en psicología de la vestimenta, explica que llevar una gorra de un equipo deportivo, por ejemplo, muestra el apoyo de quien la lleva hacia ese equipo. Pero también fortalece el sentimiento de conexión con otros partidarios del mismo grupo deportivo. Sienten que tienen algo en común y este sentimiento genera vínculos.
El uso de la gorra como expresión de rasgos de personalidad
La forma de ponerse la gorra también transmite rasgos de personalidad. Los psicólogos entienden que quienes usan la visera hacia atrás muestran espontaneidad y rebeldía, mientras que ponerla hacia adelante sugiere enfoque.
Pero además, el uso de gorra a diario puede ser manifestación de sensación de seguridad. En estas personas, la gorra se siente como una protección. Es como una barrera que protege del contacto visual directo o de una exposición que no se desea. Al impedir la visibilidad directa del rostro, genera una forma de anonimato que permite a la persona sentir que pasa inadvertida.
También desvía la mirada. A quien no le agrada su cabello o sufre de alopecia, por ejemplo, usar a diario la gorra hace que quede cubierto y que las miradas se dirijan hacia otras partes de su cuerpo.
Hay opiniones que dicen que el uso excesivo de gorra a diario puede perjudicar el cabello. Provoca debilitamiento de los folículos pilosos. Para evitar este problema, se recomienza el uso de gorras holgadas y, en lo posible, quitarla con cierta frecuencia.
