Dime qué bebes cotidianamente y no te diré quién eres, pero sí en qué lugar del mundo puedes estar viviendo. Una de las posibles divisiones del mundo es la que separa a los países donde se consume más té de aquellos donde se acostumbra a tomar café.
Son dos de las tres bebidas que más se consumen en el mundo, la otra es el agua, y ambas compiten por la cantidad de beneficios que pueden aportarnos.
El consumo de té tiene una historia notablemente más antigua que la del café, es originario de China y se bebe desde hace unos 3.500 años. Y ello aunque en España todavía se asocia con problemas de salud, y todavía tiene un número de seguidores muy inferior al de los bebedores de café. Pero es una bebida que debemos tener en cuenta, si queremos vivir más y mejor.
Una bebida deliciosa que alarga la vida
Actualmente podemos conseguir en supermercados, tiendas naturistas y locales especializados diversos tipos de té, con diferentes aromas y sabores, con los que podemos disfrutar y relajarnos. También se trata de una bebida que favorece la concentración.
Al ser rico en antioxidantes y no aportar calorías, contribuye a prevenir los accidentes cerebrovasculares, a regular los niveles de colesterol y la presión arterial y a fortalecer el sistema inmunitario.
Varios estudios que se han prolongado por varios años han determinado que los consumidores de té tienen mayores probabilidades de vivir más que aquellos que no lo consumen.
Una bebida relajante que al mismo tiempo ayuda a concentrarse
Como el café, el té tiene un alto contenido de cafeína, aunque sus efectos no son similares. La cafeína presente en el té no tiene el mismo efecto en los nervios que el café y es absorbida por el organismo de forma más lenta, por lo que proporciona energía durante más tiempo.
Otro compuesto presente en el té es la L-teanina, un aminoácido no esencial que tienen el té verde (especialmente el té matcha) y el té negro. Este principio activo mejora nuestras capacidades cognitivas, ayuda a concentrarse y también tiene efectos antiestresantes.
Este compuesto solo se consigue en el té y en algunas clases de hongo. En este sentido, hay estudios que indican que también contribuye a mejorar la calidad del sueño, a perder peso, reducir la presión arterial, mejorar el sistema inmunitario y hasta a hacer más eficaces algunos tratamientos contra el cáncer.
Además de la L-teanina y la cafeína, esta bebida contiene pequeñas cantidades de otro aminoácido, el ácido gamma-aminobutírico (GABA) un neurotransmisor que influye en el tono muscular y ayuda a reducir la ansiedad.
Otros beneficios del té
No es broma, más allá de su composición química, se puede hablar de un efecto cultural: el té tiende a ser menos “agresivo” que el café, a pesar de tener propiedades estimulantes.
Hay estudios que confirman que el calor de la bebida y el aroma despiertan nuestros sentidos, nos permiten pensar con mayor claridad y al mismo tiempo nos ayudan a reducir los niveles de ansiedad.
Hay quienes atribuyen a cada tipo de té cualidades y propiedades específicas. Por ejemplo, el té negro se asocia con el café por su capacidad para estimular y aumentar la concentración, aunque también se considera bueno para controlar los niveles de estrés.
Al té rojo se le atribuyen propiedades diuréticas, y se recomienda para tratar problemas respiratorios; mientras el verde se valora por sus propiedades antioxidantes, que contribuyen a prevenir el cáncer y enfermedades neurológicas como el párkinson y el alzhéimer.
Y no podemos olvidar el té matcha, un tipo de té verde que se considera excelente para adelgazar, regular el azúcar en la sangre y fortalecer el sistema inmunológico.
