La tendencia a la integración de grupos conformados por hombres y mujeres es cada vez más frecuente en todos los ámbitos de la vida en sociedad. Los espacios laborales, educativos, culturales, y hasta deportivos se han adaptado a que la coexistencia de hombres y mujeres es buena para la convivencia en los diversos entornos.
Si bien esta integración ha surgido por el impulso dado a la eliminación de los estereotipos de género para crear un ambiente más inclusivo, lo cierto es que en la actualidad es una conformación normal. Empresas y organizaciones buscan la diversidad de género, que equilibra habilidades, enfoques y perspectivas que favorece a todos.
Un ejemplo de esta integración se ve en la política, donde es cada vez más común la integración de equipos de gobierno con hombres y mujeres, comités y asociaciones.
En el deporte y el ocio, los equipos mixtos han ganado protagonismo en disciplinas como el vóleibol, el bádminton y algunas competiciones de atletismo. Lo mismo ocurre en actividades recreativas como el senderismo, el baile y las artes escénicas.
Sin embargo, hay una actividad en la que muchas mujeres han manifestado que se sienten más cómodas si el grupo está conformado solo por mujeres. Se trata del Pilates, una disciplina deportiva que está en auge.
¿Qué es el Pilates y cómo se practica?
El Pilates es una práctica de entrenamiento físico y mental. Ha sido diseñado para mejorar la flexibilidad y el control del cuerpo a través de movimientos precisos y controlados.
Se basa en estiramientos y combina ejercicios de bajo impacto con técnicas de respiración y concentración. Fue desarrollado a principios del siglo XX por el alemán Joseph Pilates quien fue prisionero en un campo de internamiento durante la Primera Guerra Mundial.
Para mantener el cuerpo y la mente en el espacio limitado de la celda y en las condiciones estresantes de la cárcel, Pilates creo el método que lleva su nombre. El Pilates ha ido conquistando cada vez más adeptos y, si bien fue creado para los hombres presos, pronto fue adoptado por las mujeres.
A pesar de que es una actividad que practican por igual hombres y mujeres, en la actualidad las francesas se quejan de que en los grupos mixtos a los que también asisten hombre, no se sienten cómodas. Argumentan que esos espacios de entrenamiento ya no son seguros ni agradables para ellas.
Francia debate la participación de hombres en los grupos de Pilates a los que asisten mujeres
Ya son muchas las mujeres francesas que expresan que no quieren seguir practicando Pilates en los grupos en los que asisten hombres. Argumentan que las clases exclusivamente femeninas les ofrecen un espacio en el que pueden moverse concentradas sin sentirse observadas o juzgadas.
Dicen que la presencia masculina altera esta dinámica y que afecta su experiencia durante la práctica.
Por su parte, los hombres han descubierto en esta actividad, que al principio veían como solo de mujeres, una práctica en la que pueden relajarse y sentirse libres sin el toque de competitividad que suele haber en las tradicionalmente masculinas.
Es claro que tanto mujeres como hombres buscan lo mismo con el Pilates: relajarse y sentirse libres sin presiones, que son más bien producto de convenciones sociales que de condiciones humanas. Pero está a la vista que a las mujeres les resulta muy difícil compartir esos momentos con el sexo opuesto.
La experta en cuestiones de igualdad en el deporte, Marine Romezin, explica esta actitud femenina. Dice que la historia de las mujeres en el deporte está marcada por dificultades y por limitaciones, frustraciones y traumas.
En el Pilates han encontrado una actividad que las satisface plenamente y quieren preservar esos espacios propios sin ser miradas, juzgadas y sexualizadas.
Como respuesta estas inquietudes, muchos centros de entrenamiento hay organizado grupos exclusivamente femeninos, otros solo para hombres y grupos mixtos. De esta manera, cada uno puede elegir el que prefiere.
