Es probable que en algún momento hayamos escuchado hablar de la deriva continental y de cómo la superficie de la Tierra no es uniforme, y está dividida en diferentes capas que se desplazan e interactúan entre sí, aunque no siempre de forma armoniosa. Estas secciones en las que se divide la litósfera se conocen como placas tectónicas, y su movimiento es responsable de la formación de cordilleras, y también de terremotos.
Actualmente se reconocen 14 placas tectónicas mayores, o principales, y 43 placas menores o secundarias, que abarcan todas las superficies oceánicas y continentales. Junto a ello, en España se encuentra la única ciudad del mundo que se ubica entre dos placas mayores, la euroasiática y la africana.
Una ciudad entre dos grandes secciones de la Tierra
Se trata de Almería, capital de la provincia del mismo nombre y parte de la Comunidad de Andalucía, que ha prosperado desde hace más de 1.000 años en una zona donde convergen las dos grandes placas tectónicas antes mencionadas. Esta interacción ha contribuido a conformar la geografía que rodea este espacio donde también surgieron asentamientos íberos y romanos ante de que Abderramán II fundara Almería, en el 955.
La dinámica entre la placa africana y la euroasiática hace propicia la zona a terremotos y otros tipos de actividad tectónica. También es responsable de la actividad sísmica y volcánica en el mar de Alborán, de la falla de Dalías y de otros desplazamientos geológicos. El encuentro entre placas asimismo es responsable del relieve montañoso que rodea a la ciudad.
Esta curiosa ubicación convierte a Almería en una ciudad transcontinental, y la hace ingresar en un exclusivo club al que también pertenecen ciudades como Estambul, que se encuentra en el lugar donde confluyen la placa euroasiática y la placa secundaria de Anatolia. Por otro lado está el caso de Suez, ubicado entre Asia y África; o las ciudades de Oremburgo (Rusia) y Atyrau (Kazajistán), que se encuentra en el límite entre Europa y Asia.
Los diferentes fenómenos que alimentan el encuentro de la falla euroasiática y la africana, se han convertido en objeto de interés y de proyectos de investigación de diferentes especialistas en geología.
Otro lugar fascinante, producto de la actividad volcánica asociada a las placas, es la pequeña isla de Alborán, perteneciente al municipio de Almería a pesar de estar más cerca de la costa de Marruecos.
Se trata de una superficie plana, con poco más de 700 metros cuadrados y donde sin embargo hay un faro, permanece un contingente de 11 militares españoles. En la práctica, es hogar de al menos 4 especies botánicas endémicas, como el botoncillo de Alborán (Anacyclus alboranensis) y 3 especies animales también endémicas, un gasterópodo y dos nemátodos.
Un rompecabezas en movimiento
Conocer el movimiento de las placas tectónicas y la dinámica que establecen entre ellas, es fundamental para explicar el origen de los océanos y de los continentes. Y también para entender fenómenos geológicos como el vulcanismo y los terremotos.
Las 14 placas tectónicas principales y las 43 secundarias actúan entre ellas como una especie de rompecabezas en movimiento, donde las piezas no siempre encajan del todo, chocan y se desplazan encima de otra capa geológica. Se trata de la astenosfera, que se encuentra a una profundidad que oscila entre los 30 y 50 kilómetros.
Las placas se mueven y chocan entre sí, elevando cordilleras, creando islas o formando fosas en los océanos, y en algunas ocasiones provocando grandes cataclismos.
La Tierra es el único planeta en el sistema solar que tiene este tipo de actividad tectónica, aunque se cree que planetas como Marte y Venus, y satélites de Júpiter como Europa, pudieron haber tenido actividad tectónica en tiempos muy remotos.
