El uso de edulcorantes se ha extendido significativamente en las últimas décadas. Se ha convertido en una alternativa común al azúcar en una amplia variedad de productos alimenticios y bebidas.
Este crecimiento ha sido impulsado principalmente por la preocupación global por las consecuencias para la salud del consumo excesivo de azúcar. Entre ellos, preocupan la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
Alternativas saludables, en principio
En estos tiempos, es muy común la sustitución de azúcar por edulcorantes en bebidas gaseosas, yogures, productos de repostería, golosinas e incluso medicamentos. En general, los fabricantes promueven estos productos como opciones más saludables, bajas en calorías, aptas para personas con dietas para bajar de peso o con restricciones alimentarias específicas.
Y la gente se ha convencido de que consumir edulcorantes es mucho más saludable que consumir azúcar. Ingieren los productos endulzados con estas sustancias con total confianza, y al liberarse de la azúcar refinada se consideran a salvo de un producto por demás perjudicial.
La industria no se ha quedado atrás y ha desarrollado una amplia gama de edulcorantes, desde los artificiales como el aspartamo y la sucralosa, hasta los naturales como la Stevia. Esta diversificación atiende a una demanda creciente de consumidores que no quieren renunciar al sabor dulce.
Sin embargo, el aumento en su uso también ha generado debates y cuestionamientos. No existe consenso científico sobre los efectos a largo plazo de ciertos edulcorantes y, en general, se señala la necesidad de educar mejor al consumidor sobre sus limitaciones.
El eritritol en la mira de los científicos
El eritritol es un edulcorante considerado natural debido a su presencia en frutas y alimentos fermentados. Ha ganado popularidad en los últimos años como una alternativa baja en calorías al azúcar.
Químicamente, pertenece a los alcoholes de azúcar, que se valoran por su capacidad para endulzar sin elevar los niveles de glucosa en la sangre. Sin embargo, las investigaciones han cuestionado los efectos a largo plazo del eritritol.
Los descubrimientos no son alentadores. Algunos estudios muestran que quienes consumen edulcorantes frecuentemente muestran un mayor riesgo de coágulos sanguíneos y ataques cardíacos.
Gunter Kuhnle, Catedrático de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Universidad de Reading, Reino Unido, ha opinado sobre los resultados de algunas de estas investigaciones.
En primer lugar, el científico destaca que algunas de las pruebas se realizaron con concentraciones de eritritol diez veces superior a las permitidas en las bebidas. Por lo tanto, la situación no fue realista. Y en las que se usaron dosis normales, las conclusiones han sido confusas y no han contribuido a aclarar las dudas.
Las investigaciones encontraron que el eritritol tiene efectos potencialmente adversos cuando se consume en cantidades superiores a las permitidas en la UE.
En los consumidores frecuentes de edulcorantes con eritritol se observa una alta concentración de esta sustancia en el plasma perjudicial para la salud cardiovascular. Sin embargo, esta concentración plasmática existe tanto en los casos de dosis altas como en los de dosis normales de eritritol.
Esto ha llevado a abrir la investigación extendiéndola a otros productos que contienen eritritol y no solo al uso como edulcorante. Por ejemplo, los dentífricos y muchos medicamentos contienen eritritol. En este sentido, hay altas concentraciones plasmáticas en personas que reciben tratamientos médicos.
¿Eritritol sí o eritritol no?
Por su parte, Oliver Jones, Catedrático de Química de la Universidad RMIT, de Australia, considera que la investigación invita a la reflexión. El científico destaca la existencia de una relación entre el eritritol y sus efectos sobre la salud.
Sin embargo, los estudios no han demostrado con precisión si los niveles altos de eritritol en la sangre se deben al consumo alimentario del edulcorante. Tampoco pueden extrapolarse estos resultados a otros edulcorantes.
Por lo tanto, Jones considera que se necesitan investigaciones más a fondo. Entiende que no se debe generar alarma entre la población y que las organizaciones de la salud deben continuar pendientes del tema regulando las condiciones de su empleo.