La mayoría de los sistemas educativos en el mundo se enfocan en la enseñanza de herramientas fundamentales para el aprendizaje, como la lectura, la escritura y las operaciones básicas matemáticas (sumar, restar, multiplicar y dividir). Después hay que seguir con otros conocimientos relacionados con la historia, la biología y las normas sociales.
Cualquier persona pensaría, sabiendo que Finlandia tiene uno de los sistemas educativos más alabados del mundo y con estudiantes que suelen ocupar los primeros lugares en evaluaciones globales, que su metodología hace un mayor énfasis en los aspectos mencionados al principio. Sin embargo no es así, y este país parece estar más interesado en formar personas independientes y seguras, que pequeñas máquinas acumuladoras de conocimientos.
Educando para la vida práctica e independiente
Al menos eso es lo que se desprende de las observaciones y comentarios de docentes españolas que trabajan en Finlandia, como Ingrid Barroso, que trabaja en una escuela en Espoo, una ciudad cerca de Helsinki, donde es profesora de niños entre los seis y siete años.
“Aquí son muy prácticos y se enseñan cosas que quizás en Cataluña no tenemos tanto en cuenta para que los niños sean independientes” (…) “Te preparan para cuando eres adulto, tales como cocina, trabajos manuales, costura o economía del hogar”.
Para Ingrid Barroso, el énfasis de la educación finlandesa, al menos durante los primeros años, está en formar niños independientes que sepan vestirse solos o utilizar todos los utensilios para comer.
Un adulto por cada nueve niños
Otro aspecto que destacó la joven catalana en una entrevista para RAC1 es la cantidad de docentes por grupo de alumnos. Mientras en España el promedio es un educador por cada 25 estudiantes, en Finlandia puede haber hasta 3 adultos por cada 15 niños: 2 maestros y 1 cuidadora. De este modo, los adultos pueden prestar mayor atención y tener una relación más profunda con ellos.
La escuela y el sentido de comunidad
Otra española que reside en Finlandia y que publica contenidos a través de la red social TikTok, anna.matea@, destaca otra práctica del sistema educativo finlandés, que fortalece las relaciones sociales y contribuye a reducir el bullying. Es decir, se trata del establecimiento de relaciones entre niños menores y mayores.
La influencer, que también es madre de un niño que estudia en una escuela finlandesa, describe un primer día en la escuela, y cómo a los niños que están comenzando su primer año se les asigna un “padrino” o una “madrina” de quinto curso. Es decir, de niños a los que solo les queda dos años de educación básica.
Estas parejas disparejas, por la diferencia de edad, sirven para que los nuevos alumnos se integren al espacio escolar con un menor trauma, se sientan protegidos y a la vez comiencen a interactuar socialmente más allá de las relaciones sociales.
“Esto no quiere decir que los más mayores vayan a estar con ellos en clase y les van a enseñar. Para nada. Es básicamente una manera de crear lazos entre los niños, los ayudan a socializar con el resto de alumnos”.
Los lazos entre estos niños de diferentes edades suelen mantenerse incluso cuando los mayores abandonan la escuela, y es común que los mayores sigan interactuando con los de menor edad en otros espacios, como las pistas de patinaje en invierno.
Ambos testimonios, el de Ana Barroso y Anna Matea, coinciden en que la escuela finlandesa está más interesada en formar niños independientes y socialmente activos. En la práctica, esta estrategia funciona al desarrollar también estudiantes mejor preparados, académicamente, tal y como lo evidencian las pruebas PISA, y el hecho de que el sistema educativo de este país siga siendo considerado como uno de los diez mejores del mundo.
