Son cifras para alegrarse, hasta cierto punto: en los últimos años, el número de víctimas por accidentes de tráfico ha disminuido notablemente. En este sentido, en octubre de este año el número de fallecidos en siniestros quedó por debajo del mismo período en 2011. Entre 2010 y 2020 los fallecidos en carreteras en la Unión Europea descendieron un 36%, y en ese período España ocupó el segundo lugar entre los países con menos muertes en accidentes ocurridos en ciudades. Sin embargo, el número de víctimas mortales anualmente continúa por encima del millar: en 2023 fue de 1.145 personas y hubo 4.500 heridos que requirieron atención hospitalaria.
La Dirección General de Tráfico (DGT) tiene como principal objetivo reducir estas cifras aún más, pero para ello debe lograr que se produzca un cambio en la forma como se comportan los conductores españoles. Sobre todo en carreteras y autopistas, donde un gran número de accidentes se producen por violaciones al Reglamento de Circulación que también ponen en peligro a los que van en el coche y otros conductores y personas que se encuentran en las proximidades.
Cosas como ocupar una mano con el móvil, no mantener la atención en la carretera, no llevar puesto el cinturón de seguridad, conducir bajo los efectos del alcohol, y conducir de forma imprudente, están entre las principales causas de accidentes en las carreteras españolas.
Más allá de los límites de velocidad
El hecho de conducir por encima de los límites de velocidad se encuentra entre las primeras causas de accidentes de tráfico y es, de lejos, la principal causa de multas impuestas por la DGT. Entre un 25% y un 30% de los accidentes que ocurren en España se deben al exceso de velocidad, y es lógico que así sea, pues el impacto, o la distancia que va a recorrer un vehículo, va a ser mayor si este va demasiado rápido.
No importa lo sofisticados que sean los sistemas de seguridad del coche, el airbag, los cinturones, los diseños estructurales para absorber el impacto en una colisión, nada servirá o cumplirá su función si vamos por encima de la velocidad permitida.
Se sabe que dos de cada tres denuncias procesadas por la DGT están relacionadas directamente con esta falta, y se calcula que un 43% de los conductores sobrepasan los límites de velocidad cuando no se encuentran, o creen no estar, bajo vigilancia.
Las multas y otras medidas
Una de las medidas más utilizadas por la DGT para controlar esta conducta es el uso de radares fijos y móviles, localizados en los tramos de carreteras y autopistas donde se han presentado mayor número de siniestros, y son estos equipos precisamente los que más multas siguen produciendo. Hay 780 radares fijos, puntuales o de tramos, 1.325 radares móviles, 12 helicópteros, 39 drones y 245 cámaras de control móvil y de cinturón (las que se utilizan para verificar si todos los pasajeros llevan el cinturón puesto). Y todavía más, en los primeros meses de 2024 se registró un incremento del 6% en el número de fallecidos por accidentes, comparado con el mismo período en 2023.
Las multas por exceso de velocidad se consideran graves o muy graves, por lo que el mínimo a pagar son 100 euros y el máximo de 600. También hay pérdida de puntos en el carnet de conducir, desde 2 puntos hasta 6, en los casos más graves.
La gravedad de la falta se mide de dos formas, por el lugar donde se comete la falta y cuánto por encima del límite de velocidad iba el coche. También es importante saber que después de cierto límite (más de 60 km/h por encima del límite en zonas urbanas, y más de 80 km/h en zonas interurbanas), esta falta se convierte en delito, que puede ser castigado hasta con 6 meses de prisión.
