El invierno es una estación poco apreciada por diferentes razones: gran parte de la vegetación pierde sus hojas, dominan los días grises y nublados, disminuyen las horas de luz natural y aumenta el frío. Y a todo esto hay que agregar que la factura de luz aumenta de un modo considerable.
Es natural, ya que hay que usar luz natural más tiempo, de vez en cuando apoyarnos en la calefacción eléctrica y se incrementa el uso de las secadoras porque el sol es insuficiente para secar la ropa. El consumo de energía sube, y en este ascenso es acompañado por el importe de la factura, aunque este invierno quizás nos llevemos una agradable sorpresa.
La factura de la luz: el gas y el buen tiempo
Enero y febrero pueden traernos buenas noticias en torno al pago de la factura de electricidad, ya que es posible que la tarifa experimente una caída en los precios superior al 40%. Lo que sería un tremendo alivio, considerando que son dos de los meses en los que más electricidad se consume en los hogares, comercios y otros espacios.
Las razones para esta posible caída en las tarifas son tres: un otoño con temperaturas relativamente altas, en comparación con años anteriores, que redujo el consumo de energía. Además unos precios internacionales del gas que se han mantenido bajos y estables durante las últimas semanas, y el viento, que se ha mantenido presente y activo en el aporte de energía.
El Title Transfer Facility, mejor conocido como TTF, es un punto de comercio virtual de gas natural en los Países Bajos que sirve como referencia para los precios del gas en toda Europa. Pues bien, el TTF se ha mantenido en mínimos históricos que no se veían desde hace varios años. Este descenso en los precios puede deberse a un menor consumo de gas en Europa durante el otoño, debido a temperaturas bastante benignas, y a una llegada continua de gas licuado, que ya cubre en gran medida la posible demanda del invierno por venir.
Temperaturas altas y un buen suministro de gas mantienen el precio de este combustible tan importante en la generación de energía eléctrica en un precio estable, entre los 30 y los 35 euros por megavatio hora. Esto podría hacer que los precios la luz en España en invierno se mantengan en torno a los 60 o 65 euros por MWh, un contraste notable con los 111,24 euros por MWh de diciembre de 2024.
El viento favorable
Respecto al viento, este año la energía eólica tuvo un excelente comportamiento: se ha mantenido constante, tanto al salir el sol como al caer la noche, que es cuando usualmente desciende y da paso al gas. Este año no ha sido así, lo que ha permitido mantener mayores reservas de gas, y llevando el precio de la electricidad en diciembre a 49 euros por MWh.
A los factores antes mencionados hay que agregar que los precios del petróleo se han mantenido estables, a pesar de la aproximación del invierno, en torno a los 60 y 70 dólares el barril. Sobre todo, gracias a una sobreoferta mundial de crudo, a pesar de la guerra de Ucrania y de la permanente inestabilidad de Medio Oriente.
Todos estos factores confluyen para hacer que este invierno, tan lleno de presagios inquietantes en otros aspectos, nos entreguen al menos una buena noticia: las familias españolas vamos a pagar menos por el consumo de electricidad en nuestros hogares. Si el gas y el viento se siguen comportando de la misma manera, nuestro presupuesto familiar va a rendir un poco más, y quizás los Reyes Magos tengan más que ofrecer a todos los miembros de la familia este año.