El consumo de platos preparados es una tendencia que se ha consolidado en los últimos años. La excusa, que se usa como argumento, es la falta de tiempo para cocinar. Sin embargo, detrás de esta razón hay otros factores, como la búsqueda de comodidad y el disponer de más momentos para el ocio. El mercado ha contribuido a esta tendencia. Paralelamente a la demanda, ha crecido la oferta de productos variados, relativamente saludables, que atienden a dietas especiales y que resultan accesibles.
Las grandes cadenas de supermercados se han integrado a esta modalidad. Han descubierto en ella una oportunidad de negocio muy rentable. Ofrecen menús que van desde platos tradicionales hasta internacionales. Todo “listo para comer”.
¿Alivio o culpa? La ambigüedad de muchos compradores
Con la diversidad de ofertas, tanto en platos como en precios, el consumo de menús preparados se ha popularizado. Ya no es privilegio de algunos pocos, que disponen de recursos para darse este “lujo”. Las estadísticas del Worldpanel by Numerator indican que las líneas de preparaciones listas para comer han crecido un 49% en los tres últimos años en supermercados e hipermercados.
Hay ocasiones en las que cuando se compran estos platos se mezcla el alivio y la culpa. La idea de lograr comida con buen sabor sin tener que cocinar libera. Pero también provoca la inquietud de que no se cumple con el consejo de los nutricionistas de cocinar en casa para garantizar la salud. Generalmente, el alivio y la liberación triunfan. La conveniencia y la comodidad vencen. Y la salud queda en un segundo plano.
Y poco a poco la compra de lo listo para comer comienza a normalizarse y se vuelve casi rutina. Así que ya no hay culpas ni evasión de responsabilidades.
Supermercados y restaurantes: las fronteras se desdibujan
Las secciones especiales con platos “listos para comer” están ocupando espacios destacados en los supermercados de las principales cadenas. El presidente de Mercadona, Juan Roig, considera que las cocinas desaparecerán a mediados de siglo. Y afirma que sus restaurantes se están preparando para ello.
Por ejemplo, en la red de Mercadona hay 1.200 locales que ya cuentan con esta sección. El desarrollo de estas líneas es tan completo que Mercadona ya compite con McDonalds en el sector hamburguesas. La frontera entre supermercado y local de restauración se desdibuja. Los supermercados han comenzado a ofrecer sectores para consumir en el local.
Sin duda, esta tendencia a comprar platos listos afecta a los restaurantes con servicio a la mesa. También perjudica a los bares de tapas. Las investigadoras muestran que al tiempo que crecen las líneas de platos listos para comer, disminuye la cuota del mercado de la restauración comercial. En el 2024, el 17% del gasto en restauración se produjo en los platos listos para comer en supermercados y tiendas.
¿Cuánto incide la compra de menús listos para comer en la cesta de la compra?
Esta modalidad de alimentación implica un cambio en el consumo que modifica en forma significativa la lista de compras. Hoy el 12,7% del consumo procede de platos congelados, el 28% de los refrigerados, el 11% de platos frescos y un 13% del sector “listo para comer”.
¿Qué dice la gente del gasto? Algunas personas manifiestan que el gasto se duplica o triplica en comparación con el de una comida casera. Sin embargo, lo justifican. Argumentan que, si bien pagan más, ahorran tiempo, evitan el estrés de cocinar y comen rico. La tendencia a los platos listos para comer está desplazando la compra de productos frescos, verduras, frutas, carnes. Asimismo, se prioriza la frecuencia sobre la cantidad. Aumentan los envases de comida refrigerada, sopas listas, pastas con salsas.
Las visitas al supermercado son más cortas y frecuentes. La planificación a largo plazo pierde vigencia. En este nuevo escenario, la lista de compras es un fiel reflejo de cómo se vive y se come en España.
