Las luces de fallo de un coche tienen la función de proteger al vehículo y contribuyen a la prevención. Son instrumentos útiles para garantizar la seguridad del conductor, de los pasajeros y de quienes comparten el entorno vial. A medida que el coche funciona, el sistema realiza un diagnóstico que detecta anomalías. Si se identifica el mal funcionamiento de algún componente clave, una luz de fallo se enciende en el tablero para advertir al conductor que debe atender al desperfecto.
De esta manera, estas luces son clave para que se realice una intervención temprana en la avería que permita evitar daños mayores. En algunos casos, una revisión a tiempo resuelve el problema antes de que se afecte el rendimiento del automóvil. Sin embargo, aunque todo el sistema está dispuesto para la prevención, hace falta una actitud proactiva del conductor que atienda a esas señales. De nada sirven las luces de alerta si permanecen encendidas y no son tomadas en cuenta. Y este comportamiento es bastante frecuente.
¿Cuáles son las luces de fallo del coche?
Las luces de advertencia que suelen tener los coches son la luz de fallo del motor, la luz de frenos, el indicador de airbag, la luz de control de emisiones. Cada una de ellas se enciende para indicar irregularidades en los componentes que representa. De todas, la que cuando se enciende genera más sensación de alarma es la luz del motor. Su aparición indica que el diagnóstico del vehículo ha detectado una anomalía en el motor. Y solo pensar de que el motor funciona mal, preocupa.
El desconcierto del conductor se une a la incertidumbre y las dudas. En ese momento en que la luz súbitamente se enciende en el tablero o comienza a parpadear, no sabe qué hacer. Tiene la opción de detener el coche y dejarlo estacionado mientras llama a un mecánico para que revise el vehículo o contratar una grúa para que lo mueva. Pero hay situaciones en las que esto no es posible.
Entonces, no le queda otra cosa que seguir avanzando hasta el taller más cercano. En definitiva, la luz no indica dónde está el fallo ni lo urgente que es detenerse. Por tanto, mientras conduce con mil precauciones, el conductor se pregunta qué riesgos estará corriendo el coche y cómo se perjudicará el motor si funciona con el fallo.
¿Cuánto tiempo se puede conducir con la luz de fallo del motor encendida?
La recomendación de los técnicos para el caso de que la luz de fallo del motor permanezca encendida, es seguir conduciendo extremando los cuidados, hasta llegar al taller mecánico más cercano. Hay que tener presente que no siempre indica una emergencia. El diagnóstico solo detecta que hay un desperfecto.
Una cuestión importante es que si la luz del motor parpadea, se debe detener el motor lo antes posible. Por supuesto que el conductor deberá considerar el lugar por el que transita y buscará un espacio apropiado para estacionar.
¿Qué tipo de problemas de motor puede indicar la luz de fallo?
La luz de fallo puede encenderse por diversos motivos. Lo seguro es que el funcionamiento del motor no es el adecuado. Los desperfectos van desde averías leves, como la tapa de combustible mal cerrada, hasta problemas graves del sistema de combustión o de los componentes electrónicos del vehículo. Entre las causas más comunes están los inyectores obstruidos o defectuosos, que provocan fallos en la alimentación y por tanto pérdida de eficiencia.
El sensor de oxígeno defectuoso y problemas en el catalizador también provocan la alerta de la luz del tablero. Ambos defectos reducen la eficiencia del sistema. Problemas en la recirculación de gases y en el mecanismo de escape pueden alterar también el rendimiento del motor. El conductor debe asumir que, si la luz de fallo está encendida, el motor está sufriendo y se está dañando. Por lo tanto, debería realizar un diagnóstico en un taller especializado lo antes posible. Ignorar estas señales, puede comprometer la seguridad del vehículo y ocasionar averías costosas.
