Es increíble que en un espacio como la península ibérica, donde las comunidades humanas han hecho una vida tan intensa desde hace decenas de miles de años, levantando y demoliendo ciudades, cultivando, talando y llevando adelante toda clase de cambios y alteraciones en el medio ambiente, todavía existan especies silvestres como el lince ibérico, un increíble hallazgo que se ha hecho de manera reciente.
Y es que podría no haber sido así, pues este felino autóctono de la península estuvo al borde de la extinción a principios del siglo XXI. Sin embargo, gracias a varios esfuerzos combinados de instituciones públicas y privadas, se consiguió pasar de la categoría de especie en peligro de extinción a especie vulnerable.
Un regalo de la naturaleza: un lince ibérico blanco
Lo de estar en peligro de desaparición no es broma. En 2002 solo quedaban dos poblaciones con menos de 100 ejemplares en Andalucía, de los que solo 27 eran hembras. Gracias a diferentes medidas e intervenciones, 11 años después había más de 300, y actualmente superan los 2.400 ejemplares, que incluyen 470 hembras.
Actualmente hay 5 poblaciones de esta especie en Andalucía, y 22 entre España y Portugal. Por otro lado, hay cerca de 21 entidades en varias comunidades autónomas trabajando para llevar la población de linces a 3.500 individuos, con más de 750 hembras, con lo que dejará de ser considerada especie vulnerable.
A pesar de su recuperación milagrosa, este elegante felino no es fácil de observar en su ambiente natural, pero esto no detuvo a un fotógrafo aficionado, Ángel Hidalgo, de 29 años, que logró capturar la imagen extraordinaria de un lince ibérico cerca de Jaén. Y a esto hay que agregar una característica inusual, no reportada antes en esta especie: se trata de un lince blanco.
Es una hembra, y no se ha indicado dónde Hidalgo tomó la fotografía, para proteger este ejemplar que ha provocado varias interrogantes entre los investigadores y especialistas en este felino, que ya han descartado que se trate de albinismo o de leucismo. Se habla de albinismo cuando las células, por razones genéticas, no pueden producir pigmentos, y de leucismo cuando también, por razones genéticas, la piel adquiere un color blanco, pero los ojos mantienen el color y no se sufren los efectos negativos de la luz solar a la que están expuestos los albinos.
Cómo se logró este hallazgo
Ángel Hidalgo trabaja en una fábrica de materiales de construcción en Jaén y, tal como señala en su cuenta de Instagram, dedica el tiempo libre a fotografiar animales silvestres en su ambiente natural.
Con el tiempo, se ha ido organizando y aprendiendo cuáles son las mejores épocas para ver determinadas especies: “en octubre sigo el celo del ciervo; en noviembre es buena para la cabra montés; en diciembre, el celo del lince. Según la fecha voy dedicando más tiempo a una especie. Esa es mi mayor pasión”.
Hace cinco años avistó por primera vez un lince ibérico, y hace poco más de un mes, gracias a una cámara de fototrampeo, pudo fotografiar uno, aunque creyó que la fotografía había salido mal.
“No me lo creía. Pensé que era un efecto de la cámara y a raíz de ahí me dediqué a la búsqueda del lince. Todavía estoy en shock”.
El resultado de la búsqueda fue que pudo ver directamente, y fotografiar por primera vez en la historia un lince ibérico blanco.
Una especie que no está completamente fuera de peligro
La recuperación de este hermoso felino no es un caso único, pero no deja de ser excepcional al haber logrado revertir un proceso de extinción cuando quedaban menos de un centenar de individuos. Sin embargo, la especie no se encuentra completamente fuera de peligro; para sobrevivir debe dejar de ser blanco de la caza furtiva. Además, depende de que también sobreviva su principal alimento, el conejo de monte, una especie cuya población también está disminuyendo peligrosamente.