El sistema educativo español ha sido objeto de debate desde hace décadas por considerarse por debajo del nivel y por ser aparentemente menos eficiente que otros sistemas de Europa y del resto del mundo. Y ello aunque tengamos un excelente nivel en cuanto a educación superior, o eso nos digamos a nosotros mismos. La movilidad que ofrece pertenecer a la Unión Europea ha permitido a muchos ciudadanos españoles comparar algunas afirmaciones que se hacen respecto a nuestro sistema pedagógico, al poder confrontarlo con otros, como el alemán, catalogado entre los mejores del mundo.
Una profesora española en Alemania
Natalia Martínez lleva 6 años viviendo en Alemania, a donde llegó con apenas 19 años y sin saber hablar alemán. Es sevillana, lo que puede darnos una idea de lo difícil que debe haber sido su proceso de adaptación, y actualmente trabaja como profesora de infantil, lo que le ha permitido comparar ambos sistemas pedagógicos.
Una primera diferencia reside en la edad de los niños que se incorporan a los kindergártenes o preescolares, que en Alemania va de 0 a 6 años, mientras en España es de 3 a 6 años. Otra está relacionada con la libertad:
“La libertad que tienen los niños para jugar y aprender jugando es totalmente distinta. En España, los niños se sientan, tienen que hacer fichas y se les evalúa mucho más”, comenta.
Los primeros años los niños en Alemania gozan de más libertad y de mucho tiempo para jugar, y solo el último año, antes de pasar a la primaria, comienzan a asistir a una clase por semana donde ven temas específicos.
“Antes de esa edad las actividades son más temáticas y flexibles: se trabajan estaciones, conceptos o temas variados según la escuela y el enfoque del centro, por ejemplo, Montessori. Pero en general, es un sistema mucho más libre que el español y muy enfocado en la exploración y el juego”.
Formando niños autónomos, el papel de los docentes
Cuando los niños son muy pequeños en España, los docentes o los asistentes se encargan de cambiarles los pañales; en Alemania no funciona de la misma manera, explica Natalia, pues se estimula a los niños a que tomen decisiones:
“Por ejemplo, no se les puede obligar a comer, y algo muy curioso es cómo se maneja el cambio de pañal: ellos eligen con quién quieren que se les cambie. En España, como he visto en la mayoría de las prácticas, normalmente las chicas que están de prácticas cambian los pañales de los niños”.
Agrega:
“Siempre preguntamos a los niños quién quiere que los acompañe al cambio de pañal, y si dicen que no quieren a alguien en concreto, no se les puede obligar. En ese caso, llamamos a los padres, porque el niño tiene derecho a decidir”.
En este nivel educativo hay tres maestros y una chica en prácticas, mientras que en España normalmente son 1 maestro y una asistente. El kindergarten donde se encuentra Natalia es bilingüe: “somos tres maestros para 22 niños, dos de ellos alemanes y yo, que hablo inglés como native speaker. También contamos con una chica en prácticas”.
La jornada escolar
Un día de escuela en este país europeo comienza normalmente a las 8:00, cuando los niños empiezan a llegar, aunque las actividades escolares se inician a las 9:30, después del desayuno. Al final concluyen a las 15:00, aunque los padres tienen tiempo para recoger a los niños hasta las 17:30. Se propician las salidas fuera de la escuela y el contacto con la naturaleza, aunque no haga buen tiempo, y en el centro escolar tienen muchos materiales y ambientes diferentes para que los niños puedan desarrollar la imaginación y aprendan jugando.
“Es interesante ver cómo van aprendiendo entre ellos y, al llegar a primaria, ya manejan varios idiomas con un nivel de inglés bastante alto”.