La vida para millones de personas se ha vuelto demasiado tranquila: no trabajamos en el campo, no vamos a la guerra ni debemos huir de fieras peligrosas, y pasamos casi todo el día sentados, en un coche o transporte público, frente a un ordenador o detrás de una barra. Es un estilo de vida que claramente contribuye al sobrepeso.
Es lógico entonces que una de las principales recomendaciones cuando queremos adelgazar es que comencemos a movernos, a caminar de forma constante, aunque sea un poco todos los días, treinta minutos o determinado número de pasos. Una cuota que intentamos cumplir sin darnos respiro, y es allí donde podemos estar cometiendo un error.
Caminar, sí, pero también con descansos
Es cierto, está comprobado que caminar treinta minutos cinco días a la semana, haciéndolo de forma más o menos intensa, puede hacernos quemar unas 150 calorías diarias, lo que, unido a una dieta equilibrada, debería ayudarnos a perder peso de forma perceptible, aunque no siempre es así. Hay personas que caminan rigurosamente todos los días, siguen una dieta razonable, y no solo no disminuyen de peso, en algunos casos hasta aumentan un par de kilos más.
La respuesta casi siempre en estos casos es caminar con mayor intensidad y reducir o eliminar los descansos durante el tiempo que dedicamos a ejercitarnos, y es allí donde podríamos estar cometiendo un error.
En octubre de 2024, la revista Proceedings of the Royal Society B publicó los resultados de una investigación realizada por un equipo de la Universidad de Milán, coordinado por Francesco Luciano, que llegó a una curiosa conclusión después de una serie de experimentos. La conclusión a estos estudios fue que la quema de calorías caminando es más efectiva si en vez de caminar de forma continua intercalamos paradas para descansar.
El experimento, y por qué es mejor intercalar descansos
Los investigadores trabajaron con 10 voluntarios en buenas condiciones físicas que se ejercitaron en cintas para correr y máquinas mientras eran monitoreados. Los ejercicios se hicieron a tres velocidades distintas, en sesiones que iban desde 10 segundos hasta 4 minutos. Mientras los voluntarios se ejercitaban, los investigadores controlaban el consumo de oxígeno y energía, y el resultado fue que el cuerpo requiere una demanda mayor de estos recursos cuando se hace un recorrido en varios tramos cortos pero intensos, interrumpidos por breves descansos, que cuando se hace de forma continua.
Caminar o subir escaleras por períodos cortos, de 10 a 30 segundos, hasta alcanzar cierta distancia, exige entre un 20% y un 60% más de oxígeno que hacerlo de forma continua y manteniendo un ritmo regular. Francesco Luciano afirma que “es como tener un coche que consume más combustible durante los primeros kilómetros que después”. Y agrega: “Descubrimos que, al empezar a caminar desde el reposo, se consume una cantidad significativa de oxígeno solo para empezar a caminar”.
Consumimos más calorías cuando comenzamos a caminar que cuando alcanzamos un ritmo estable, y por eso vale la pena intercalar descansos en una caminata larga, en vez de hacerlo de forma constante. Este estudio de la Universidad de Milán confirmó algunas observaciones que ya han sido hechas por muchos entrenadores: que los ejercicios cortos pero intensos, como subir escaleras, son excelentes para la salud, especialmente en el caso de personas que llevan vidas muy sedentarias, y que las caminatas diarias funcionan.
Caminar 150 minutos a la semana, 30 minutos diarios durante 5 días, continúa siendo el mínimo ejercicio diario que debemos hacer para mantenernos saludables. Ahora, si también queremos bajar de peso, hay que intercalar descansos entre caminatas más rápidas, para quemar más calorías.
