Desde hace décadas sabemos que lo que escribimos en correos electrónicos y otras aplicaciones de internet no es a prueba de ojos extraños, por lo que hay que tener cuidado con lo que comunicamos o enviamos a través de esos medios. Y también damos por hecho lo que nos han dicho sobre la seguridad y la fiabilidad de otros sistemas de mensajería, como Messenger o WhatsApp.
Acerca de este último medio se han presentado varios debates en los últimos años, pero los usuarios en general confían en esta red, y quienes borran los mensajes en países como Venezuela o Estados Unidos lo hacen para evitar que sean leídos directamente en el móvil, y no porque puedan ser desencriptados o abiertos desde otros medios.
Lo que cuenta un exempleado de Meta: “Borra WhatsApp si valoras tu privacidad”
Alberto Núñez es un programador de 36 años que trabajó durante varios años en Meta y conoce bastante bien cómo funciona esta corporación, y en especial cuáles son los límites y las vulnerabilidades de su famoso sistema de mensajería. Aunque el contenido de los mensajes continúa protegido, no se puede decir lo mismo de otros datos sobre nosotros que recoge esta red cada vez que la utilizamos para enviar mensajes o hacer llamadas.
Núñez afirma que WhatsApp “es un coladero”, por la cantidad de información que recopila cada vez que chateamos, información que eventualmente puede compartir con las autoridades. Algo que tal vez no genere mucha preocupación en España, pero que puede ser grave en países donde las libertades ciudadanas están comprometidas.
Cada vez que participamos en un chat o nos comunicamos con otras personas, WhatsApp va creando un mapa de nuestras interacciones. Tal vez no sepa qué estamos diciendo, pero sí a quiénes, desde dónde, a qué hora y con qué frecuencia; y también medir la extensión de los mensajes. Es lo que se conoce como rastro digital, que puede revelar más información de la que probablemente nos gustaría dar.
El verdadero negocio de WhatsApp
Para este exprogramador de Meta, el verdadero negocio de WhatsApp es la gran cantidad de información que recopila sobre cada usuario. Es cierto que los mensajes están protegidos por el doble encriptado, pero esto a veces es lo que menos importa, según lo que ha afirmado un exconsejero de la NSA (la única forma de saber lo que sucede en estas empresas y organismos de inteligencia es a través de exempleados).
Es lo que se conoce como metadatos, que comienza con el modelo de móvil que utilizamos, nuestra dirección IP, nuestra ubicación y nuestra agenda de contactos. Si sumamos esta información que mencionamos antes, es probable que un analista que la reciba sepa más de nosotros, de nuestros gustos, tendencias y opiniones políticas, por ejemplo, que nosotros mismos.
A propósito de la inviolabilidad del contenido de los mensajes de WhatsApp, hay otra historia, que afloró gracias a un documento del FBI. Según este organismo, las agencias de seguridad, utilizando una orden judicial, pueden acceder a datos como la agenda de contacto y con quiénes nos comunicamos.
Y también pueden acceder al contenido de los mensajes e identificar con quién estamos hablando gracias a las copias de seguridad que se guardan en la nube y que con frecuencia no están encriptadas. Esto se puede hacer cuando nuestro móvil es un iPhone.
¿Qué hacer?
Núñez recomienda cambiar de sistema de mensajería: “Si buscas seguridad real no hay debate. Signal es la opción”. Para este programador, Signal es una organización sin fines de lucro, que se mantiene con donaciones y no hace negocios con los datos de los usuarios. Y tiene como principal objetivo ofrecer una comunicación privada y segura.