Es común escuchar a madres y padres de buena parte de Occidente afirmar que el desayuno es la comida más importante del día, porque venimos del período más largo sin comer. También porque es cuando aportamos al cuerpo la energía que vamos a utilizar el resto del día.
Quizás debido a esa idea, de que necesitamos energía extra para comenzar el día, es que los dos tipos de desayuno más comunes en España incluyan carbohidratos y grasas. Son los desayunos con bollería, tostadas con mermeladas y cereales con azúcar, o los desayunos salados, también con tostadas y aceite, que algunos califican como el “desayuno sagrado”.
Un nutricionista contra la tostada
Comenzar el día con una tostada rociada con aceite de oliva parece ser una idea excelente, y además muy mediterránea, pero no es lo que cree Carlos Núñez, un nutricionista de 49 años. Este experto ha decidido denunciar la manera como tratamos nuestro cuerpo cada mañana, al afirmar que le estamos dando un “veneno lento que aniquila tus defensas cada mañana”.
“Nadie se atreve a decirlo”, señala, pero desayunamos terriblemente mal al comenzar el día con pan refinado, que tiene un efecto metabólicamente devastador en nuestro organismo. El pan solo, sin agregar aceite o mermelada, provoca un pico de glucosa en la mañana y genera una inflamación de baja intensidad que se repite todos los días, minando poco a poco nuestro sistema inmunitario y haciendo que nos volvamos más vulnerables a las enfermedades.
¿Y si comemos pan integral? Para Núñez aquí hay otra cosa de la que debemos estar conscientes, y es que la mayoría de las marcas que ofrecen panes integrales hacen publicidad engañosa. Entre otras cosas porque también utilizan harinas ultraprocesadas, con algunos ingredientes naturales agregados, o incluyen aditivos ocultos y azúcares que los hacen igual de dañinos que el pan blanco.
“La energía vacía de los carbohidratos simples”
A los carbohidratos nocivos del pan blanco hay que agregar el azúcar que contiene el café con leche y el del zumo de naranja, que equivale al que contiene un vaso de Coca Cola. Justificamos este alto consumo de carbohidratos simples porque ahí reside la energía que nos va a sostener durante el día, y hasta llegamos a sentirla… hasta media mañana.
La caída de energía que sufrimos un par de horas después de haber desayunado está directamente relacionada con lo que consumimos al despertar, esa gran cantidad de carbohidratos simples que el cuerpo consume rápidamente, pues se trata de energía inmediata y de corta duración. Estos carbohidratos simples provocan un pico de glucosa que el cuerpo regula produciendo grandes cantidades de insulina, que es lo que a su vez genera la sensación de pérdida de energía de media mañana. Una sensación que muchos compensamos comiendo algo dulce, es decir, con más azúcar.
Cómo debe ser un buen desayuno
La idea de que debemos comer alimentos ricos en carbohidratos es casi exclusivamente occidental y de tiempos bastante recientes. En el resto del mundo lo que se come en el desayuno no es muy diferente de lo que se consume el resto del día: sopas, arroz, carnes, frutas. Carlos Núñez recomienda precisamente hacer un desayuno rico en proteínas y en grasas, es decir, alimentos que no generen picos de insulina, como sí lo hacen las tostadas, y que nos van a mantener sin hambre por períodos más largos. Los huevos cocidos podrían ser un buen ejemplo de desayuno saludable.
Puede ser un poco difícil romper con una costumbre que nos ha acompañado por décadas, pero Núñez garantiza que los resultados los notaremos a corto y mediano plazo. Y si necesitamos algo dulce en la mañana, es preferible comer una fruta y agregar algo de azúcar al café.
