Ya desde hace varios años, la red de supermercados Mercadona se ha convertido en una referencia nacional e internacional. Hasta el punto de que no es raro ver a turistas promocionando algunos de sus productos y servicios, o haciendo compras para aprovechar los descuentos o llevar productos españoles de vuelta a su país. Esta buena onda entre clientes nacionales y extranjeros y la cadena valenciana ha sido alimentada por esta última de diversas maneras, mejorando los servicios y creando condiciones y espacios para que los usuarios se sientan como en casa.
“Listo para comer”, no “listo para llevar”
Como parte de este buen trato a su clientela, Mercadona habilitó desde hace varios años un espacio en sus supermercados donde los clientes puedan disfrutar de algunos de sus productos listos para comer después de haberlos pagado. En el espacio hay sillas y mesas, hornos de microondas, servilletas, platos y cubiertos de plástico, es decir, toda la logística para que los clientes puedan disfrutar de una comida rápida y económica en un ambiente agradable.
De esta manera, la cadena valenciana agradece con un gesto simpático y una pequeña inversión la preferencia de sus clientes, y además con este espacio estimula el consumo de sus productos “in situ”. Pero esta práctica ha creado un problema que en parte tiene que ver con una mala actitud de los usuarios. Las servilletas y cubiertos se proporcionan de forma gratuita para que los clientes puedan comer con comodidad, pero se ha hecho común ver cómo algunos llevan más servilletas de las que necesitan.
También se ha visto a clientes que no van a comer tomar servilletas y cubiertos para llevarlos a sus casas u oficinas. Esta acción obliga a los empleados a reponer con mayor frecuencia estos elementos para que no falten cuando haya comensales que sí vienen a aprovechar este servicio.
Un doble perjuicio
Esta conducta está creando al menos un doble perjuicio, para el ambiente y para Mercadona. Para el ambiente, porque de esta manera y de forma involuntaria la empresa pone a circular más material plástico, que es el material del que están hecho los cubiertos. Cuando la idea es justamente reducir el uso de este material que tanto daño hace al medio ambiente.
Y en el caso de la empresa, incrementa el coste de un servicio que está bien que sea gratuito, pero que no debe generar pérdidas, como sucede cuando hay que reponer continuamente, y más de lo necesario, los elementos que se requieren para el buen funcionamiento de este espacio para los clientes.
Y un toque juvenil inesperado
A parte del problema que se está presentando con servilletas y cubiertos, se ha producido un fenómeno social con el que no se contaba. Estos espacios se han convertido en lugar de encuentro y socialización de jóvenes, que consumen productos económicos y se quedan usando el lugar como punto de reunión. En principio puede tomarse como algo bueno, ya que los jóvenes le encontraron otro uso al espacio, pero pueden terminar ocupando el lugar más de lo necesario y generar conflictos y ruidos que podrían perturbar a los demás clientes.
La posible solución para Mercadona
Como una manera de resolver el problema de las servilletas y cubiertos, se ha pensado en la posibilidad de que estos sean entregados en caja cuando los clientes pagan la comida. De esta manera, el servicio continúa y el supermercado controla mejor el suministro de insumos. Al hacerlo de este modo, habría una reducción en los costes, habrá menos desechos plásticos y los clientes harán un uso más eficiente de los recursos, y podremos seguir disfrutando de la comida ya preparada en los espacios agradables de Mercadona.
