En 1972, la Unesco aprobó la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad, cuyo objetivo es preservar diferentes puntos de la Tierra, que van desde bosques y escenarios naturales hasta complejos arquitectónicos y ciudades. Posteriormente, 12 años después, en 1984, se seleccionaron los primeros 5 lugares en España.
Cuatro de ellos son monumentos o complejos arquitectónicos, y uno es prácticamente una ciudad. Los cuatro primeros son la Alhambra y Generalife de Granada, la Catedral de Burgos, el Real Sitio de El Escorial y las Obras de Antoni Gaudí. Y el casco urbano fue, naturalmente, el Centro Histórico de Córdoba.
Cuatro culturas confluyendo en una misma ciudad
Inicialmente, en 1984, el Patrimonio declarado por la Unesco incluía la mezquita y los alrededores, pero fue en 1994 cuando esta figura se amplió para abarcar todo el casco antiguo de la ciudad. Córdoba es dueña de uno de los cascos antiguos más grandes de Europa, donde más están presentes las huellas de cuatro culturas que moldearon la cuenca del Mediterráneo y de gran parte del mundo: la romana, la judía, la cristiana y la musulmana.
Para tener una idea de esta fusión o cruce de culturas que se produjo en Córdoba, en una primera visita no podemos dejar de ver la Mezquita-Catedral, la sinagoga, el alcázar de los Reyes Cristianos o el puente romano. Aunque hayamos visto innumerables vídeos, documentales y fotografías, nada se compara con una visita presencial a la Mezquita-Catedral, conocida oficialmente como Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, y uno de esos curiosos casos en el que una gran mezquita tiene una catedral en su interior.
La mezquita se construyó a partir del siglo VIII sobre otro emplazamiento religioso, cristiano, levantado en el siglo V, y se le continuaron agregando estructuras hasta principios del siglo X. Otros espacios arquitectónicos de importancia fueron incorporados al regresar la ciudad a manos cristianas. El puente romano, o Puente Viejo, fue el único puente de la ciudad sobre el Guadalquivir durante veinte siglos, y es una bella muestra de la ingeniería romana.
La sinagoga de Córdoba se encuentra en la Judería y fue construida en el siglo XIV. Es uno de los pocos templos judíos de esa época conservados en España, y el segundo monumento que recibe más visitas en la ciudad. El alcázar de los Reyes Cristianos fue, entre los siglos IX hasta el XX, residencia de califas, residencia de los Reyes Católicos, sede de la Santa Inquisición y hasta cárcel civil, antes de ser declarado Monumento histórico-artístico en 1931.
Más allá de la Mezquita-Catedral
Pero estos cuatro monumentos arquitectónicos son apenas una muestra de toda la riqueza histórica y cultural de una ciudad cuyos atractivos y lugares de interés no vamos a poder agotar en una sola visita. También vale la pena visitar el Teatro Romano, la Judería, la Torre de Calahorra, dejarse ir y perderse un poco por las calles estrechas, con patios llenos de flores, aunque en otoño su belleza sea un poco más discreta.
Y podemos visitar otros lugares de extraordinario significado, que permanecen algo fuera del movimiento masivo de visitantes, como la Capilla de San Bartolomé, en el interior de la Facultad de Filosofía y Letras o los molinos del Guadalquivir, construidos entre los siglos VII y XI. También es de visita obligada el templo romano de Claudio Marcelo, un lugar maravilloso para contemplar en las noches de otoño cordobesas.
Mención aparte merece Medina Azahara, considerado como el conjunto arqueológico más grande de España y Patrimonio de la Humanidad desde 2018. Se encuentra a menos de 10 kilómetros de la ciudad, fue levantada en el siglo X por el primer califa de Córdoba, Abderramán III, y destruida pocos años después, a principios del siglo XI, pero sigue siendo un lugar de singular belleza, que reposa a los pies de la Sierra Morena.