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Ni tráfico ni calor: este agosto ha sido el más contaminante en España en más de 20 años y este ha sido el trágico motivo

por Paco Magar
8 de septiembre de 2025
Agosto ha sido el más contaminante en España en más de 20 años

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Cuando se habla de contaminación del aire, enseguida vienen a nuestra mente imágenes de grandes chimeneas de fábricas, plantas de energía que funcionan con combustibles fósiles o autopistas y avenidas repletas de vehículos emitiendo CO2 y partículas contaminantes. Pero hay otras formas de contaminación, que hasta pueden producirse por causas naturales.

La atmósfera de la Tierra también se ve afectada de forma negativa por fenómenos como las grandes erupciones volcánicas, o por eventos que casi siempre tienen orígenes humanos. Pero sabemos que pueden convertirse en grandes desastres naturales, como los incendios de vegetación que impactaron tan duramente a España este verano.

El agosto más contaminante desde 2003

El mes de agosto que acaba de concluir pasará a la historia tristemente como uno de los meses en que se produjo mayor contaminación atmosférica en España, y en el segundo agosto más contaminante desde 2003, según los registros del Servicio de Monitoreo Atmosférico de Copernicus (CAMS). El motivo principal de la contaminación: la triple oleada de incendios de vegetación incontrolables en diferentes puntos de la península, que se mantuvieron durante más de tres semanas, con columnas de humo, y la incorporación al aire de millones de partículas que lo hicieron tóxico e irrespirable, incluso más allá de nuestras fronteras.

En agosto respiramos en gran parte del país un aire de pésima calidad, con concentraciones de partículas PM 2,5, muy por encima de lo que organizaciones como la OMS consideran tolerables para el ser humano. Tal y como mencionamos antes, el humo producido por los incendios no solo afectó los alrededores, también se desplazó cientos de kilómetros, y no respetó fronteras, pues se hizo sentir en regiones de Francia, Reino Unido y el norte de Europa.

También hay que señalar que a Europa también llegaron partículas y gases producto de grandes incendios en Canadá. Las partículas PM 2,5, acompañadas por gases como monóxido de carbono y óxido de nitrógeno, forman capas de smog que no solo obstaculizan la visibilidad, lo que puede ser peligroso para el tráfico, sino que afectan la salud.

Las partículas PM 2,5 pueden penetrar profundamente en los pulmones, alcanzar el torrente sanguíneo y causar daños serios, y los dos gases arriba mencionados también son nocivos para el ser humano. Las grandes capas de humo también pueden afectar la radiación solar y alterar las condiciones climáticas en diferentes regiones y alimentar las condiciones que favorecen el cambio climático y el calentamiento global.

Los incendios

Más allá del factor humano, los incendios fueron tan graves debido a una combinación de factores: vientos fuertes, baja humedad y altas temperaturas, y una abundante vegetación seca. La primera oleada de incendios se produjo en julio, y hubo luego dos olas más que empeoraron la situación y sobrepasaron la capacidad de las fuerzas que intentaban combatir los distintos focos.

Ya el 3 de agosto había varios miles de focos de incendios y dos semanas después, había más superficie quemada que en 2022, que hasta ahora había sido considerado el peor año desde 1994. La ola de incendios produjo 4 muertos, miles de evacuados y más de 360.000 hectáreas devastadas, de las que 160.000 eran bosques. Los incendios afectaron ganado y animales de granjas, pero sobre todo especies silvestres, al alcanzar áreas críticas para la protección de 395 especies en peligro de extinción.

Aunque el cambio de estación acabe parcialmente con el problema de los incendios, estos regresarán el próximo verano, con temperaturas cada vez más altas y otras condiciones que pueden hacer que sean peores que los de este año, si no comenzamos a tomar previsiones.

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