Se supone que la cotización para la Seguridad Social garantiza que en caso de quedar parcial o completamente incapacitados por un accidente o una enfermedad, esta institución nos protegerá y en última instancia nos concederá una pensión, pero esto no siempre resulta ser así.
Hay algunos ejemplos recientes en los que la Seguridad Social ha denegado la pensión a personas afectadas por patologías, como cáncer, o por las diferentes secuelas que pueden dejar enfermedades relativamente nuevas, como el covid. Este fue el caso de una diseñadora gráfica cuyo caso llegó hasta el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.
Sordera y covid, y a pesar de todo sin pensión
Se trata de una diseñadora gráfica de 57 años que sufría desde la infancia sordera bilateral, lo que no le había impedido trabajar durante 36 años: Y lo hizo hasta que se vio afectada por un covid que le dejó síntomas persistentes, como pérdida leve de memoria, déficit cognitivo y cefalea crónica.
Las secuelas del covid afectaron a su capacidad de concentración y su habilidad para continuar trabajando como diseñadora, además, algunos de los síntomas como las cefaleas se acentuaban debido al uso continuo de pantallas como las del ordenador. La trabajadora solicitó la pensión de incapacidad permanente absoluta y la Seguridad social la rechazó, por considerar que esta persona todavía reunía condiciones para trabajar, y que no cumplía con la cotización mínima.
La diseñadora puso una reclamación previa ante el INSS, sin conseguir revertir la decisión. El siguiente paso fue presentar una demanda en el Juzgado de lo Social correspondiente, y por último llevó su caso ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, donde finalmente la justicia se puso de su parte.
La decisión del TSJCyL
En su sentencia 3067/2024, el TSJ de Castilla y León consideró que los síntomas dejados por el covid, sumados a la condición previa de sordera bilateral, hacían imposible que la diseñadora pudiera continuar con su trabajo sin estar sometida a un sufrimiento extremo. Además, que cualquier otra actividad laboral probablemente agravaría secuelas como la cefalea crónica.
El Tribunal coincidió con los informes médicos y ordenó al INSS pagar a la diseñadora una pensión de 1.889,92 euros, que equivalen al 100% de su base reguladora. Este caso puede servir de precedente legal para otros similares en todo el país: es una prueba de que con todos los informes médicos y demás documentos en orden, y cumpliendo con todos los plazos establecidos para llevar adelante la demanda, se puede conseguir un resultado favorable y una pensión completa.
Esta reclamación puede prosperar si además estamos muy cerca de alcanzar el límite para la jubilación, como sucedió en el caso de la diseñadora, que ya tenía 34 años de cotización.
Lo que hay que hacer para solicitar o recurrir una pensión de incapacidad
Si solicitamos la pensión completa por incapacidad, tenemos que seguir los pasos de la diseñadora: en primer lugar, tratar de conseguir una decisión favorable en la Seguridad Social. Si esto no resulta, acudir al Juzgado de lo Social que corresponda y si allí tampoco obtenemos el resultado esperado llevar la reclamación al Tribunal Superior de Justicia de nuestra comunidad.
Para conseguir nuestro objetivo no basta con tener la razón, también hay que disponer de una documentación completa: con los exámenes y los informes médicos que avalan nuestra situación, los justificantes de cotización y el historial clínico. También debemos estar muy atentos con los plazos: los 30 días que hay que esperar por la respuesta de la Seguridad Social; y luego los 30 días que tenemos para llevar el caso al TSJ si el Juzgado de lo Social no falla a nuestro favor.