En Galicia hay turismo todo el año, pero en verano el número de visitantes aumenta considerablemente, saturando algunas zonas y alcanzando otras que normalmente no reciben tanto turismo. Para los gallegos en general es una alegría este flujo de visitantes, que además es muy importante para la economía local, pero también tiene sus desventajas.
La presión del turismo hace que suban los precios de las viviendas y los productos de consumo diario, zonas que son tranquilas casi siempre se vuelven extremadamente ruidosas. Por otro lado, hay comportamientos inaceptables de los visitantes que hasta cierto punto avalan la opinión de quienes consideran el turismo como una “gran falta de respeto” a las poblaciones locales.
¿Somos fodechinchos?
Una vez que entendamos este concepto gallego veremos que tiene aplicación universal: a cualquier rincón del mundo donde llegue el turismo es muy probable que estén presentes los fodechinchos.
Si llegamos a un lugar de Galicia y comenzamos a comportarnos como si fuéramos dueños del lugar y a actuar sin respetar las normas, escritas o no, como si estuviéramos por encima de la ley, estamos muy cerca de ser considerados fodechinchos por los habitantes del lugar.
Si entramos a alguna de las hermosas iglesias que se encuentran en las ciudades y pueblos de Galicia, e interrumpimos la misa o hablamos a gritos mientras nos tomamos selfies, podemos estar seguros de que hasta el sacerdote murmurará: fodechinchos.
Si cantamos en grupo y en voz alta por las calles de una pequeña ciudad, sin importar que ya sean más de las once y los habitantes estén durmiendo, o amanecemos borrachos y semidesnudos en una vía pública, no hay nada que hacer: fodechincho.
Si nos quejamos de que hay demasiados gallegos en una playa gallega, o tildamos de “desconsiderados” a los gallegos porque en Galicia todos los avisos están en gallego, ya sabemos qué somos y no nos lo tienen que decir: fodechincho.
Origen del término
Ya sabemos que no se trata de un término cariñoso para designar a los turistas. No está muy claro el origen de la palabra, aunque se cree que surgió en la década de los 70 del siglo pasado, cuando comenzó a aumentar la presencia de turistas en las playas gallegas, sobre todo la presencia de turistas madrileños.
A menudo los turistas se acercaban a los muelles para ver el trabajo de los pescadores, como la descarga del pescado, y en muchas ocasiones estos por amabilidad preguntaban a los visitantes si traían una bolsa y les regalaban unos cuantos chinchos.
El chincho es un jurel pequeño, que al pescarse en abundancia es muy barato, lo que no lo hace gratuito. Los visitantes, al tomar nota de la generosidad de los pescadores, comenzaron a presentarse todas las tardes, bolsa en mano, para llevar el pescado sin pagar.
De allí vendría el término fodechincho, para referirse a alguien pícaro o que abusa de nuestra confianza.
Cómo no ser un fodechincho
No es tan difícil no actuar como un fodechincho, ni en Galicia ni en cualquier otro lugar donde nos encontremos de visita. Pero hablemos de Galicia, ya que es su palabra. Si no queremos ser tildados de fodechinchos solo debemos:
- Mostrar respeto por los gallegos y sus tradiciones, y aprovechar que estamos en Galicia para conocer un poco más sobre su cultura (incluso informarnos un poco antes de viajar).
- Respetar las normas y la señalización; recoger la basura y contribuir a mantener limpios los lugares que visitamos.
- No embriagarnos en la vía pública ni hacer escándalo después de cierta hora. Tenemos vecinos que no están de vacaciones y que se van a levantar temprano para ir a trabajar.
- No decir tonterías en las redes sobre la presencia de gallegos en playas gallegas, o de que los avisos están en gallego. No es tan diferente del español.
- Actuar con humildad y no ser condescendientes con los gallegos.