Si algo tiene Europa en cantidad son ciudades hermosas: Praga, París, Ámsterdam, Brujas, Viena, y varias ciudades italianas (Roma, Florencia, Venecia, entre otras), se disputan el primer lugar en los diferentes rankings que aparecen cada año en revistas y ahora en redes sociales. Se trata de listados donde también siempre están presentes varias ciudades españolas.
Barcelona, Sevilla, Toledo y Granada se encuentran entre las más mencionadas, pero hay una que, según la prestigiosa revista National Geographic, ocupa el primer lugar entre las ciudades más bonitas de Europa: San Sebastián, Donostia, en el País Vasco.
Por qué es la ciudad más bonita del mundo
En un reciente artículo la centenaria revista, que circula de forma ininterrumpida desde 1888, describe Donostia como “Tradicional y cosmopolita”, que “atrapa con su bahía abierta, su entrañable Parte Vieja y su elegante Ensanche”. También destaca su capacidad para combinar “La belleza natural con el refinamiento urbano”.
Y ciertamente es así, al reunir en su ámbito urbano un paisaje montañoso en torno a una hermosa bahía, y donde podemos pasar del paseo marítimo a calles y avenidas donde domina la elegante arquitectura francesa del siglo XIX, alternando con espacios de parques y jardines.
Es una ciudad que comenzó como un lugar de veraneo, el más famoso del Cantábrico, y que creció de modo tal que ahora mantiene su vitalidad todo el año.
La revista presta particular atención a la Parte Vieja, con sus calles empedradas y sitios emblemáticos como la Plaza de la Constitución, donde se encuentra la sede del antiguo ayuntamiento y donde cada año se celebra la famosa tamborrada.
Es un evento donde hay aproximadamente 15.000 participantes tocando tambores durante 24 horas y miles de personas vestidas con uniformes y prendas que recuerdan los tiempos de las guerras napoleónicas.
La playa de La Concha
Se encuentra entre los montes Igueldo y Urgull, tiene 1.500 metros de extensión y es, sin duda, la imagen más conocida de San Sebastián: la playa de La Concha. Es una hermosa bahía custodiada por la pequeña isla de Santa Clara, donde actualmente hay un faro, y que en tiempos más antiguos funcionó como prisión y como hospital.
La playa está enmarcada por un paseo marítimo con una barandilla que se ha hecho tan querida y conocida que hasta es parte de un refrán: “Eres más de Donosti que la barandilla de La Concha”.
Y una vez en el paseo hay que detenerse a admirar el hermoso Palacio de Miramar, construido por órdenes de la reina María Cristina en 1893, sede entre otros eventos del famoso Festival de Cine de San Sebastián. Contiene un jardín que despliega todo su esplendor durante la primavera.
Para los amantes de la arquitectura, la ciudad es una verdadera delicia: además del estilo victoriano presente en el Palacio Miramar, no podemos dejar de visitar otros edificios emblemáticos, como el Hotel María Cristina, el teatro Victoria Eugenia. También iremos a la sede del Ayuntamiento, que antes fue el Gran Casino, cuya apasionante historia no puedes dejar de conocer.
Más allá de la arquitectura: los montes de San Sebastián
En la belleza de la ciudad también tienen particular importancia las montañas que la rodean, en especial el monte Urgull y el monte Igueldo.
El primero es quizás el principal pulmón verde de la ciudad y un lugar donde han quedado huellas importantes del pasado turbulento de la urbe, entre ellas la fortaleza y otras estructuras militares construidas desde el siglo XII.
Y al monte Igueldo podemos ascender a pie, en coche o utilizando el funicular más antiguo que sigue funcionando en el País Vasco. Son 413 metros de altura y una hermosa vista de la ciudad más bonita de Europa.