Hay una fecha que se sigue debatiendo, aunque parece una decisión sin vuelta atrás, en la UE y en los diferentes países que son parte de este gran proyecto. Se trata de 2035, el año en el que dejarán de construirse y comercializarse coches con motor de combustión que utilicen gasolina y diésel.
Para muchos, diez años es poco tiempo para comenzar a dar este gran salto tecnológico, y hay quienes siguen defendiendo el uso de motores de combustión más eficientes, durante varias décadas más. Sin embargo, el tiempo para cambiar podría reducirse a la mitad en algunos sectores, si se aprueba una nueva prohibición en la Comisión Europea, que entraría en vigor en 2030.
Un drama sobre los vehículos de combustión que afecta a los coches de alquiler
En Bruselas están proponiendo prohibir a partir de 2030 la compra de coches que no sean 100% eléctricos a los siguientes sectores: las flotas corporativas (aquellas que pertenecen a empresas e instituciones) y las de alquiler de coches. Se trata de una decisión extremadamente importante, ya que ambos sectores adquieren el 60% de los coches que se matriculan cada año en Europa. Se sabe que afectará tanto a las empresas de alquiler como a la industria automotriz europea, que todavía tiene un amplio sector que sigue fabricando coches con motores de combustión.
De aprobarse esta medida, se estará adelantando la transición tecnológica en 5 años y se verán afectados principalmente países como España, donde el turismo juega un papel tan importante, por lo que el sector de alquiler de coches es también bastante grande. Para conocedores del sector de la industria automotriz, como “Motorman”, Alfonso García, que conduce el programa Poniendo las calles, y para Carlos Moreno, “El Pulpo”, esta medida es resultado de una creciente presión en Bruselas del sector de la industria que favorece a los coches eléctricos.
Pero esta aceleración en los planes podría tener otro resultado no deseado: podría beneficiar a los coches eléctricos chinos.
Las críticas
Si las empresas de alquiler se ven obligadas a comprar coches 100% eléctricos a partir de 2030, es probable que elijan un gran número de vehículos producidos en China, que son notablemente más económicos que los que se fabrican en Europa. En general, los coches eléctricos siguen siendo más caros que los híbridos y los de combustión, lo que obligará a las empresas a invertir más. Tal y como señala Alfonso García: “El precio de los eléctricos es mayor que los de combustión, y por supuesto, la rentabilidad para estas empresas bajaría”.
De aprobarse la norma, se reduce a la mitad el tiempo que tienen las empresas para hacer la transición tecnológica, y en el sector creen que habría que acelerar la construcción de infraestructura de recarga en toda Europa, lo que implica una mayor inversión tanto de los Estados como del sector privado. También se está hablando de una ruptura en la “neutralidad tecnológica”, pues Bruselas estará favoreciendo con esta medida solo al sector de los coches eléctricos. Con ello se dejan fuera otras alternativas, como el uso de combustibles “verdes” o de motores de combustión de hidrógeno.
La propuesta ha generado resistencia en países como Alemania, poseedora de una robusta industria automotriz, que tampoco ha logrado cumplir con sus metas de reconversión tecnológica en los tiempos previstos. “No se puede imponer una única tecnología”, ha declarado el canciller alemán, manifestando así su oposición a la electrificación forzosa, exclusiva y anticipada de las flotas de coches de alquiler.
La medida todavía no es oficial, pero de aprobarse va a obligar a avanzar a marchas forzadas a empresas que todavía no están listas para dar el salto tecnológico. Una cuestión que puede favorecer a aquellos sectores dentro de la UE que se oponen incluso al cambio definitivo previsto a un parque móvil europeo totalmente libre de emisiones entre 2035 y 2050.