La Guardia Civil actúa en las rutas y controla los vehículos en carretera. A veces eligen los vehículos al azar y otras ya buscan algunos con determinadas características. Todo depende del objetivo del control. Durante estas revisiones los agentes solicitan al conductor la documentación personal y la que corresponde al vehículo: permiso de conducir, permiso de circulación, ITV en regla, comprobantes del seguro obligatorio.
También se revisan algunas partes básicas del coche que más incidencia tienen en la seguridad vial. Observan el estado de los neumáticos, de los frenos, de las luces. En algunos casos, también pueden solicitar una prueba de alcoholemia. Estos controles permiten detectar coches robados, transporte ilegal de mercaderías, conductores al volante bajo los efectos del alcohol y hasta tráfico de drogas.
Pero lo que no es frecuente y ha llamado la atención de muchos conductores es el control del combustible. No es una práctica frecuente, pero forma parte de las inspecciones legales que la Guardia Civil puede realizar.
¿Para qué la Guardia Civil controla el combustible?
En la revisión el guardia extrae una muestra del combustible del depósito. La gran pregunta es qué puede encontrar la Guardia Civil que sea ilegal en el análisis de combustible del coche. Y la respuesta sorprende más todavía. A partir de esa muestra puede detectar fraude tributario. Probablemente, quienes conocen poco de tipos y precios de combustibles no entenderán la vinculación entre la nafta o el gasoil de un vehículo y la Agencia Tributaria. Pero existe.
Esa muestra de combustible demostrará si el vehículo usa combustible legal o si está rodando con combustible B bonificado o con otro no autorizado. Mucha gente no sabe que el gasóleo B está destinado exclusivamente a maquinaria agrícola, ganadera, forestal y pesquera. Está subvencionado por el Estado. Cuesta alrededor de 30 céntimos menos por litro que el gasóleo común.
El Reglamento de Impuestos Especiales que complementa la ley sobre combustibles combustibles, exige que el uso del combustible bonificado esté debidamente acreditado. Por lo tanto, es ilegal usar el combustible B en vehículos que no sean los específicos para la actividades específicas a las que está destinado.
Con el control de la muestra, los agentes también pueden saber si se está usando otro tipo de combustible no autorizado, por ejemplo, el biodiesel casero. En el caso del combustible casero también existe evasión fiscal, ya que no pasa por canales oficiales y por tanto no paga impuestos sobre hidrocarburos. Además, como se elabora en forma clandestina, no está controlado en lo que tiene que ver con seguridad e impacto ambiental.
¿Cómo hacen este control del depósito?
Los agentes solicitan al conductor abrir el depósito y extraen una muestra para analizar el tipo de combustible. Observan el color del carburante. El color es indicador, porque el gasóleo agrícola, gasóleo B, tiene un tinte rojo que facilita su identificación. En casos dudosos pueden utilizar un kit para análisis químico.
¿Cuál es la sanción por uso de combustible no autorizado en el vehículo controlado?
El conductor responsable de un vehículo en el que se identifica combustible que no es el que corresponde, será sancionado. Está prevista una multa que puede ir desde 600 hasta 12.000 euros. El importe total depende del tipo de vehículo y de los antecedentes y reincidencia. Además, los agentes pueden proceder a inmovilizar el vehículo entre uno y 12 meses.
En casos graves, se podrá acusar al conductor de delito contra la Hacienda Pública. Cuando esto ocurre, se aplican también sanciones fiscales.
Si bien no es común que en un turismo particular se usen combustibles no autorizados, existen casos aislados en los que los sistemas diésel se modifican para usar el gasóleo B. También hay furgonetas de reparto, camiones ligeros y maquinaria de construcción que circulan por carreteras en las que a veces se detectan estos combustibles.
Por todo ello, si el repostaje se ha realizado por los carriles normales y legales, nada hay que temer ante un control de combustible.
