Hay impulsos en la vida que cambian el destino de las personas. Como una fuerza que nadie sabe de dónde ni cómo llega, alguien tiene la intuición de hacer tal o cual cosa. Con el desafío del riesgo, la hace y se vuelve un triunfador. Las intuiciones existen, y hay quienes dicen que hay que aprender a atenderlas y a confiar en ellas cuando se toman decisiones. Muchas personas dan testimonio de que, en momentos difíciles, cuando todo parecía perdido y la desesperanza les impedía avanzar, una chispa interior les había indicado una opción, una decisión, un camino que fue su salvación.
A veces esa luz se enciende cuando el ser humano llega al límite de sus esfuerzos. El cerebro y el corazón descubren que, pese a que se probó todo, queda algo más por hacer. Y ese “algo más” es la llave de una puerta de salida y una escalera hacia el éxito. Esto es lo que vivió Raúl Asencio, pastelero artesanal dueño de una pastelería que durante siete generaciones ha estado en su familia. Es la historia de un emprendimiento.
La historia del dulce que hizo famoso a Raúl Asencio
El 2009 fue un año clave para la pastelería de Asencio. La crisis provocó una abrupta caída y su negocio estuvo a punto de quebrar. Sin embargo, Raúl no se resignaba a perderlo todo. Se sentía comprometido con sus antepasados, que habían mantenido a flote el negocio familiar. Con ese motor y con gran energía y creatividad, comenzó a probar nuevos productos. Esperaba encontrar alguno que le permitiera sobrevivir y mantener viva la herencia familiar, con una mezcla de panadería y repostería.
Intentó nuevas recetas de panes y hasta una fuente de chocolate para fiestas. Todos salvavidas efímeros que solo postergaban la agonía y el final. Mientras probaba sin éxitos, una idea se iba formando en su mente. Trabajaría en el panettone, que por aquellos tiempos se vendía muy bien en España. Sin embargo, los primeros panettones que surgieron de sus manos no lo dejaron conforme, ni a él ni a sus clientes. Entendió que debía aprender más para lograr un bizcocho con rasgos diferenciales de los demás de su tipo, que lo distinguieran por su calidad y sabor del resto.
El camino recorrido para lograr el panettone más famoso de España
En la búsqueda de ese panettone perfecto, se embarcó en la lectura de Cresci, el conocido libro de Iginio Massari. Aprendió métodos de fermentación que no había experimentado antes, conoció los secretos de la masa madre y entendió la importancia del reposo de la preparación antes del horneado. La nueva versión de sus panettones fue todo un éxito, que no llegó de un día para el otro. Sus nuevos panettones tenían un gran potencial, que Asencio se preocupó por desarrollar. La creatividad se unió a su entusiasmo.
Y envuelto en una oleada de flujo creativo e innovador, presentó variedades diferentes de los panettones. Una muy destacada se preparaba con maridaje con vino Fondillón, miel de Elche y chocolate premium. También fue muy bien recibida la increíble versión con aceite de oliva, espuma de sal y cacao biológico peruano. Originales y exclusivas, estas variedades despertaron la curiosidad primero, y el placer del sabor después, de los amantes del panettone.
En el año 2019 recibió medalla de bronce en el certamen Mejor Panettone del Mundo. Además, la serie innovadora le hizo merecedor de una medalla de plata al Mejor Panettone Innovador en el certamen 2022, organizado por la Federazione Internazionale Pasticeria Gelateria Gioccolateria en Roma.
Cuando le preguntan por el secreto del éxito de sus panetones, Asencio dice que son producto de combinar ganas, constancia, confianza y de aceptar el desafío de apostar a lo nuevo.