En estas épocas en las que el calor no cede, generalmente se habla del impacto de las altas temperaturas en la salud de las personas y también de los animales. También se observan consejos para prevenir el deterioro de las plantas. Esta situación no solo afecta a los seres vivos. En este sentido, poco o nada se habla del efecto del calor en los dispositivos tecnológicos. El tema pesa cuando el móvil deja de funcionar.
Prevenir es cuidar
Si no se actúa para evitar el daño, no vale lamentarse después. Es una realidad demostrada por los expertos en tecnología que la temperatura ambiente elevada perjudica los teléfonos móviles, ordenadores, tablets, routers. El daño se produce por sobrecalentamiento del dispositivo. Si bien suelen tener sistemas de frío, no son suficientes para contrarrestar el calor extremo. No logran disipar el calor con la eficacia habitual.
¿Cuáles son los efectos del sobrecalentamiento en las baterías de los teléfonos móviles?
El sobrecalentamiento del teléfono móvil impacta negativamente en las baterías de estos dispositivos. La química interna se altera cuando está expuesta a altas temperaturas. Esto provoca un deterioro acelerado y se reduce la duración. Las baterías que se suelen usar en estos dispositivos están diseñadas para funcionar en un rango de temperaturas muy específico.
Cuando el teléfono está expuesto frecuentemente y durante mucho tiempo a temperaturas mayores, la estructura interna de la batería pierde eficacia. La capacidad de carga disminuye rápidamente. En algunos casos, estas temperaturas por encima de lo normal pueden provocar una especie de hinchazón de la batería, que inutiliza el dispositivo y que expone a riesgo de explosión o de incendio.
Las pantallas también se perjudican
Otro fenómeno que provoca el calor en los teléfonos móviles es el daño en las pantallas. El usuario percibe que el sistema táctil funciona con lentitud, con imprecisiones o deja de responder.
También pueden aparecer cambios en los colores, pérdida de brillo y manchas. Si las temperaturas son extremas, se pueden formar burbujas o grietas en la pantalla. Algunos de estos efectos a veces desaparecen cuando el móvil se enfría. Pero poco a poco, terminan por volverse permanentes.
Por tanto, es necesario tomar medidas de prevención para proteger del calor a los teléfonos móviles y evitar el deterioro.
¿Qué es el estrangulamiento térmico?
Los teléfonos móviles están provistos de un mecanismo de protección: estrangulamiento térmico. Consiste en un automatismo que evita daños en la estructura interna y que preserva a los dispositivos. El estrangulamiento térmico hace que, cuando el teléfono supera ciertos niveles de temperatura, el sistema operativo reduce automáticamente el rendimiento del dispositivo.
Cuando se activa, disminuye la velocidad del procesador, se limitan algunas funciones y la carga rápida. También se suspenden temporalmente algunas aplicaciones.
Los usuarios notan que el teléfono se ha sobrecalentado, se vuelve lento y responde tardíamente a los comandos. La batería se agota más rápido de lo normal y en ocasiones se bloquea. Algunos teléfonos móviles emiten un mensaje de advertencia en la pantalla. Aunque molesta, el mecanismo protege al teléfono móvil.
¿Cómo proteger el teléfono móvil del calor para evitar el sobrecalentamiento?
Los técnicos presentan algunas sugerencias para cuidar a los teléfonos móviles del calor. Una medida de primer orden es no deben exponerlos prolongadamente al sol. Además, es necesario acortar los tiempos de uso y desactivar funciones que no se estén utilizando, por ejemplo el GPS o el Bluetooth. También es aconsejable reducir el brillo de la pantalla, pues consume mucha energía.
Una cuestión a tener en cuenta es usar lo menos posible el teléfono mientras se está cargando. Atención a las fundas protectoras: hay que emplear las que facilitan la circulación del aire y la ventilación.
Un consejo muy importante es apagar el teléfono móvil si se nota que se ha sobrecalentado. Se lo debe dejar en un lugar con temperatura ambiente moderada, y esperar a que la temperatura descienda.
