Del sueño a la pesadilla. Cuando Alfredo y su familia –su mujer y sus dos hijas– viajaron el pasado jueves 12 de marzo a Fuerteventura para disfrutar de seis días de vacaciones, no imaginaron la odisea que vivirían y viven todavía para poder salir de la isla y regresar a su domicilio de Hontanares. Hace tres días que deberían haber vuelto, pero la continua cancelación de los escasos y repletos vuelos que se programan hacia la península mantiene a esta familia segoviana en una situación y sensación de “abandono”.
Las vacaciones se truncaron pronto; solo habían pasado dos días en la isla cuando el Gobierno decretó el estado de Alarma en todo el país. “Cuando vinimos sabíamos que la cosa se estaba complicando, pero no imaginábamos que iba a llegar hasta este punto. Nadie en el aeropuerto nos dijo que fuese a haber problemas a la vuelta, llamamos al hotel y nos dijeron que estaba al 85% y que todo estaba bien, que solo había un infectado y estaba controlado… y a los dos días nos recluyeron y empezamos a buscar vuelos”, cuenta Alfredo.
Sin embargo, no encontraron ningún vuelo para adelantar su vuelta, fijada para el día 17. Un día antes de la fecha de regreso recibieron un correo anunciándoles la cancelación de su vuelo y la posibilidad de que se les reintegrara el dinero o reubicarlos en otro avión al día siguiente sin coste –la opción elegida–. No obstante, el vuelo fue cancelado de nuevo, como también lo fue el programado para este jueves.
Desesperados contemplan como, casi de forma automática, los vuelos con destino a la península ibérica se cancelan, al tiempo que despegan los que sirven para retornar a los turistas extranjeros.
“El que ha hecho que estemos en esta situación es el Gobierno, que ha tomado unas medidas que están bien y son positivas para evitar la expansión del virus, pero que han dejado un vacío legal que impide que la gente que está de vacaciones pueda volver a su casa, porque las compañías están liberadas para poder cancelar los vuelos sin que se les requiera responsabilidad alguna. Nos han dejado tirados”, explica el segoviano.
Lógicamente, él y su familia no son los únicos en esta situación. De hecho, cerca de 70 viajeros de distintas partes de España se han organizado para hacer presión en el aeropuerto e informar los unos a los otros de los avances que puedan producirse en los contactos que han mantenido con Aena, con la Subdelegación del Gobierno canario, con el Cabildo de Gran Canaria o con la Delegación del Gobierno en Madrid.
“Las compañías aéreas no van a hacer nada por nosotros. Le pedimos soluciones al Gobierno, para que nos manden aviones, pero nadie nos dice nada y vamos a tener que pasar a protestas más fuertes”, lamenta Alfredo.
Este mismo vienes tienen previsto organizarse para “con rollos de papel de mesa y pintalabios” hacer pancartas y protestar en un aeropuerto en el que, además, “las medidas de higiene y seguridad son inexistentes, con condiciones muy peligrosas para el contagio”.
Allí pasan todo el día Alfredo y su familia, para quienes también el alojamiento se ha convertido en un problema. El hotel en el que se hospedaron durante cinco noches en Corralejo ha cerrado después de que todos los huéspedes extranjeros hayan abandonado la isla. De urgencia tuvieron que alquilar un apartamento en Puerto del Rosario, para poder estar cerca del aeropuerto.
Mientras la situación se prolonga, sin esperanzas de que se resuelva pronto, el segoviano sigue descontando días de vacaciones y crece su preocupación por los familiares de edad avanzada que les esperan solos en Segovia.
