Casualidad o no, justo el mismo día en el que Sortu presentó ante el Supremo sus alegaciones a las demandas contra su inscripción en el registro de partidos -una de ellas es que la violencia cesará cuando estén en las urnas-, los cimientos mismos de Ajuria Enea volvieron a moverse 24 horas después del terremoto del pasado lunes, cuando el lehendakari Patxi López dio esperanzas a los abertzales. Y es que el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, acusó en un artículo en un periódico nacional a Zapatero de «falta de valentía».
«Ningún político serio que conozca el País Vasco puede negar que Batasuna ha optado por el adiós a las armas, y que ello lleva antes que después al fin de ETA», firmó el político que más balones de oxígeno les ha lanzado al entorno de ETA, y que comparó con la primavera el nacimiento de la nueva marca de los radicales.
«Después de décadas en que España ha sufrido por la herida sangrante del País Vasco, ahora que se atisban pasos decisivos en la pacificación, la política española en vez de hacer un ejercicio de responsabilidad y prudencia ante lo que ocurre, está alardeando de la peor política imaginable», afirmó en el artículo el polémico político, que denunció que la derecha parece empeñada «en que la experiencia fracase, no por electoralismo sino por falta de patriotismo», del mismo modo que «no están libre de culpas ni el PSOE ni el Gobierno».
Como era de esperar, el revuelo en Vitoria y en Ferraz fue considerable. De sorprendente se puede calificar la lenta reacción del Ejecutivo vasco, que dejó pasar toda una mañana para posicionarse, y afirmar que no compartía la encendida crítica de su compañero, aunque sí su postura, así como la libertad de expresión.
Horas antes, el ministro de Fomento, José Blanco, comentó que la posibilidad de que Sortu fuese registrado como partido es un asunto de legalidad y no de valentía, que en todo caso decidirán los jueces, y subrayó que el Gobierno ha demostrado que trabaja «con determinación, coraje y valentía» contra ETA.
Tras el rechazo frontal de la dirección federal del partido a las acusaciones, el portavoz socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, recalcó que el Gabinete cuenta con una posición «clara, tajante y contundente» sobre el partido abertzale, que «forma parte del complejo ETA-Batasuna», por lo que pidió su ilegalización. Siempre fiel a su retórica, el jefe del Congreso, José Bono, opinó que el secretario general del PSOE es «más valiente» que Eguiguren. Mucho menos diplomático se mostró el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, que aseguró entender las razones de Eguiguren y López.
De otro lado, el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, pidió a todos los partidos «que sean sensatos y racionales», y «que nadie corra demasiado». «Estamos mejor ante el terrorismo por ser firmes y exigentes, y por estar unidos. Ahora lo que debemos hacer es reforzar lo que ha servido para estar más fuertes frente a ETA», subrayó.
Para la líder de UPyD, Rosa Díez, es «repugnante» la empatía que, según ella, existe entre el PSOE y ETA, y consideró que los socialistas de Euskadi quieren que «se indulte» a los terroristas «y a toda su historia».
Los dos principales sindicatos de la Policía, el Sindicato Unificado de la Policía (SUP) y la Confederación Española de la Policía (CEP), cargaron contra el presidente del PSE. Desde el SUP denunciaron que el dirigente vasco «presiona a su partido para convertirlo en cómplice de los asesinatos», mientras que desde la CEP indicaron que «parece secuestrado emocionalmente por la izquierda abertzale».
Más dura se mostró la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Ángeles Pedraza, que estimó que a Zapatero «le falta valentía», pero para «echar» a Eguiguren. «Es impresentable. Si él quiere ser generoso, que dimita. Yo ya he puesto a mi hija, ¿qué han puesto ellos?».
