La villa medieval de Turégano celebra este fin de semana la tradicional Feria de San Andrés, aunque ya no es lo que era hace cuatrocientos años cuando nació, un certamen eminentemente agrícola y ganadero. En esta nueva edición tan solo participan dos expositores del sector agrícola, dos empresas de Fuentepelayo y Turégano, que siguen fieles a la cita de San Andrés.
Pero, a lo que sin duda ha derivado la Feria de San Andrés es a una muestra de los mejores productos agroalimentarios de Castilla y León y de otras comunidades, concentrados en una carpa en la Plaza Mayor de Turégano, con la que el Ayuntamiento ha acertado, para mejorar las condiciones de los expositores y atraer a un mayor número de visitantes.
El cambio de escenario ha sido muy valorado por todos los artesanos, que en ediciones anteriores se ubicaban en el polideportivo municipal, un poco lejos del centro de la localidad, lo que reducía el número de visitantes. Sin embargo, ayer la carpa se llenó de posibles compradores y curiosos, que al calor de las estufas instaladas por el Ayuntamiento, se entretenían mirando los dulces, embutidos y queso, ropa, bisutería, frutos secos, conservas y perfumes y jabones, entre otros productos.
Y tampoco podía faltar en Turégano un año más, el bacalao, otro de los protagonistas de esta feria, que preparado, principalmente al ajoarriero, hace las delicias de vecinos y forasteros. Bares y restaurantes se afanan este fin de semana en elaborar los más ricos platos de bacalao, que este año tiene un precio de 10 a 12 euros la pieza media. Valentín Muñoz, de Arroyo de Cuéllar, lleva más de veinte años vendiendo bacalao en Turégano, siempre en la misma ubicación, en la esquina de la calle Real, y aunque afirma que ha decaído la venta del producto, por la crisis, no duda en elogiar las cualidades y beneficios del bacalao.
Y este año, el tema del día en la feria es su posible cambio de fecha. El alcalde de Turégano, Juan Montes, lo confirmaba esta semana, condicionado principalmente por la climatología. “Cuando el tiempo es muy malo disminuye el número de visitantes de forma considerable, por lo que se está pensando en adelantar un poco la celebración de la feria, al 29 de septiembre, festividad de San Miguel, un día muy significativo en el ámbito de la agricultura y la ganadería”.
La mayoría de los vecinos de Turégano están a favor del cambio de fecha, aunque con matizaciones. Asi, José Martín, propietario del bar El Castillo, de la Plaza Mayor, cree que el cambio podría ser positivo, aunque también añade que en la primera semana de septiembre son las fiestas patronales de Turégano, “y la gente se gasta mucho dinero, por lo que la feria se podría quedar en nada”.
Los expositores son partidarios de adelantar la muestra a septiembre. Alberto Rodríguez, de la empresa de embutidos Precaza, apoya la propuesta de cambio, ya que, en su opinión, esta feria es muy cercana a la agroalimentaria que se celebrará en dos semanas en Fuentepelayo, y mucha gente solo acude a una.
Cambie o no de mes de celebración, la Feria de San Andrés es la última cita del año para el sector agrícola y ganadero, y los trabajadores del campo aprovechan estos días para contemplar las últimas novedades del mercado, y disfrutar de la villa.
Historia de una feria.– La primera prueba de la feria de Turégano es de hace más de medio milenio (en una Provisión del rey Felipe II, fechada en 1577, en la que ya se hacía referencia a que “desde tiempos inmemoriales se acostumbraba a hacer en dicha Villa una feria…”) aunque el comienzo y la duración de la misma eran distintos de los actuales. Por aquellas fechas, se trataba esencialmente de una feria de ganado. El recinto ferial se extendía principalmente por la Calle Real, a lo largo del recorrido se colocaban pequeñas barras donde se servía vino y bollería, especialmente para cuando se cerraba un trato, en lo que llamaban “echar el alboroque”. Si el trato era excepcional, se celebraba en improvisadas terrazas con el plato típico de la feria, el “Bacalao al Ajoarriero”. Oficialmente dicha feria comenzaba el 24 de noviembre, víspera de la festividad de Santa Catalina, y al llegar a San Andrés, el día 30, se prolongaba un día más. La feria era tan importante que el día 13 de noviembre, día de San Bricio, Turégano ya estaba lleno de feriantes que provenían de todas partes del país. Las casas tureganenses e incluso las de los pueblos adyacentes se convertían en improvisadas posadas para los visitantes.
Actualmente la feria es básicamente de productos agroalimentarios, y maquinaria agrícola en menor medida, y se celebra en los días cercanos a San Andrés, pero sigue siendo importante y reuniendo a muchos visitantes que unos por curiosidad y otros por interés, se acercan a la villa para su disfrute. En el año 2004, además, la plaza se llenó con un mercado medieval que con el castillo de fondo, hizo un lugar idóneo como ninguno para su emplazamiento. Hasta este año la feria se distribuía por todo el pueblo, ocupando la maquinaria la Plaza Mayor y la feria de artesanía y alimentación en el frontón y aledaños. En esta edición, todos los puestos se han instalado en la Plaza Mayor y en sus calles adyacentes.
