La cuenta atrás ya está en marcha y la mecha encendida. Hoy es un día más que clave en Alemania. Y es que 62 millones de ciudadanos acudirán a su cita con las urnas para renovar el Parlamento y elegir al jefe de Gobierno para los próximos cuatro años. Así, la canciller Angela Merkel, que parte con ventaja en todas las encuestas respecto a su principal rival, el socialdemócrata Peer Streinbrück, cerró ayer su campaña en Berlín pidiendo el voto para seguir al frente de la lucha contra la crisis del euro.
«Esta mala situación no está superada», advirtió la líder cristianodemócrata (CDU) en la capital del país durante su último gran mitin de campaña. La canciller defendió la política seguida por su Ejecutivo en Europa y aseguró que mantendrá el curso de «la estabilización de la moneda única».
Ante unas elecciones seguidas con enorme expectación por el resto del Viejo continente, Merkel consideró un éxito su política de «solidaridad con condiciones» para los Estados en crisis y repitió su rechazo a instrumentos como los eurobonos.
«Solicito personalmente a todos los ciudadanos alemanes que me entreguen un liderazgo fuerte, para que pueda seguir sirviéndoles otros cuatro años más», concluyó.
Ocho años después de llegar al Gobierno, Merkel parte como favorita para obtener un tercer mandato hasta 2017. Pero la votación se presenta como una de las más abiertas e inciertas de las últimas décadas en Alemania.
Los últimos sondeos coinciden en que la CDU de Merkel será la formación más votada con un 40 por ciento y sacará unos 13 puntos de ventaja a los socialdemócratas de Steinbrück (SPD).
Pero como ocurre normalmente en el país, el ganador necesitará un aliado para formar su Gabinete.
La gran incógnita es si la CDU sumará mayoría propia con los liberales del FDP, socio deseado de Merkel. Si no lo logra, como prevén algunas encuestas, la opción más probable es que la canciller reedite una «gran unión» con el SPD como sucedió durante su primer Ejecutivo (2005-2009).
De esta forma, Merkel aludió al empate técnico en los sondeos y pidió a sus seguidores que se movilicen para convertirlo en una ventaja clara. «¡Tienen las próximas horas para eso!», instó varias veces.
Merkel repitió su objetivo de reeditar su actual coalición con los liberales del FDP, aunque dejó abierta la puerta a una «gran coalición».
«Es cierto que con el SPD resolvimos muchos problemas de 2005 a 2009. Pero fuimos más exitosos en la unión de la CDU con los liberales», señaló.
En ese contexto, rechazó la promesa del SPD, la implantación de un salario mínimo interprofesional, defendió la fijación de esos sueldos mínimos a través de la negociación colectiva de los agentes sociales y descartó una subida de impuestos. «Si aumentamos los impuestos y las tasas, no tendremos más ingresos, sino menos; no habrá más puestos de trabajo, sino menos», afirmó la candidata a la reelección.
Además, presentó a la CDU como el partido de la libertad, una formación que confía en la responsabilidad de cada ciudadano y «no dice a las familias cómo tienen que vivir o a la gente qué tiene qué comer», guiño irónico a la propuesta de los Verdes de implantar un «día vegetariano» cada semana.
Los colegios electorales permanecerán abiertos desde las seis de la mañana a las cuatro de la tarde. Tras el cierre se conocerán los sondeos a pie de urna. El resultado oficial se sabrá bien entrada la noche.
A partir de entonces comenzarán las negociaciones para formar una coalición de Gobierno, que dependiendo de lo ajustado del resultado, podrían extenderse durante varias semanas.
