La selección española de fútbol está a 60 minutos de superar su mejor racha de imbatibilidad en una fase final de un Mundial.
Hasta el momento, el guardameta Íker Casillas acumula 223 minutos sin recibir un gol, ya que desde que el chileno Rodrigo Millar marcó en el minuto 47 del partido España-Chile (último de la fase de grupos), la ‘roja’ no ha recibido otro tanto.
Tras esos últimos 43 minutos de partido, el combinado nacional completó sus dos siguientes encuentros con dos victorias por 1-0 ante Portugal en cuartos de final y contra Paraguay en octavos, por lo que acumula esos 223 minutos.
Para encontrar un registro mejor que el actual hay que remontarse a 1950, cuando en el Mundial de Brasil el equipo patrio fue capaz de mantener cerrada su portería durante 282 minutos.
Entonces, desde que el estadounidense Souza batió a Ignacio Eizaguirre, en el minuto 17 del primer partido del campeonato, hasta que el uruguayo Ghiggia lo volvió a hacer, en el minuto 29 del primer choque de la segunda fase, se quedaron en blanco las selecciones rivales de Chile (2-0) e Inglaterra (1-0).
En aquel Mundial, España consiguió su mejor clasificación histórica al concluir en cuarta posición y a dicha racha de imbatibilidad contribuyeron dos guardametas: Ignacio Eizaguirre y Antoni Ramallets.
Cesc abre el camino a Torres
España y Alemania, con las mejores generaciones de futbolistas de su historia, reeditan dos años después la final de la Eurocopa 2008, en la semifinal del Mundial 2010, a donde la ‘roja’ llega firmando el capítulo más exitoso de su vida en la competición de mayor prestigio.
En el estadio Moses Mabhida, el mismo escenario donde la selección arrancó con mal pie el Mundial 2010, con una inesperada derrota ante Suiza que le hizo estar en estado de alerta desde entonces, la escuadra nacional se cita con la historia. Y lo hace con un gran duelo para el fútbol. Ante el equipo en mejor momento del planeta, una Alemania que ha goleado en su camino a las potentes Inglaterra y Argentina.
El reencuentro de viejos ‘amigos’ llega con numerosas caras nuevas. Principalmente en el bando germano. España no ha necesitado grandes cambios, sí retoques de Vicente Del Bosque, quien retomó el exitoso proyecto de Luis Aragonés tras tocar el cielo en la final de Viena de la Eurocopa.
No se ha bajado de él desde entonces y con la entrada de jugadores que han rejuvenecido el plantel para ser indiscutibles -Piqué y Busquets más una lista de revulsivos-, se reencuentra en su camino con un rival que tiene nueva identidad. Al poderío físico que siempre marcó a la selección germana en su pasado, se le ha sumado una calidad técnica de mayor nivel con la entrada de nuevos jugadores como Müller y Özil. Provoca que en el mar de elogios en el que navega, sea calificada como «la mejor Alemania de la historia» por el mítico Franz Beckenbauer.
Llega España a la cita con la moral por las nubes, demostrando el crecimiento que protagoniza desde que fulminase sus complejos en aquellos cuartos de final de la Eurocopa ante Italia. Sabiendo competir en eliminatorias a vida o muerte. Imponiéndose al sufrimiento en momentos de fútbol poco vistoso -ante Paraguay en cuartos- o mostrando poderío cuando desata su fútbol -contra Portugal en octavos-.
Sin recibir un gol desde que comenzaron los cruces del Mundial. Rescatando la cara salvadora de Casillas y presumiendo de la matadora del goleador del Mundial, Villa. El ‘Guaje’ se quitará la espina que le quedó clavada en el último duelo con Alemania. Una lesión muscular le apartó de la gran final de Viena.
Nunca fue Del Bosque en su carrera un técnico de cambios. Cuando algo funciona no es partidario de retoques pero tenía uno en mente para la semifinal. Tras recuperar a Fábregas ante Paraguay para desatascar el partido, pensaba darle la titularidad en detrimento de Fernando Torres y aumentar el peso en el centro del campo. Un mal gesto del centrocampista en el entrenamiento del lunes en el peroné recién operado, el de su pierna derecha, impedirá el cambio.
En principio Torres, que aún no ha marcado en el Mundial, seguirá siendo el 9 y jugará ante la selección a la que marcó el tanto más importante de su vida, el que dio el triunfo en la final de la Eurocopa. España se encuentra con el primer equipo del campeonato que le jugará con sus mismas cartas. De tú a tú. Confía el ‘Niño’ en que le permita explotar mejor sus cualidades con más espacios.
Y es que Alemania afronta el partido con un estilo de juego definido y con la confianza de sentirse sabedora de haber dejado en Sudáfrica el mejor fútbol del Mundial gracias al buen comportamiento de la joven generación que ha sacado a la luz Joachim Löw.
Ante su duelo con España, el principal reto de Löw es cubrir la baja del atacante Müller, autor de cuatro importantes dianas para el equipo, que debe cumplir un partido de sanción. La opción que más fuerza cobra es pasar al ataque a Lukas Podolski y alinear en el centro del campo al jugador del Hamburgo Piotr Troshowski o al joven talento del Bayer Leverkusen Toni Kroos.
El resto del equipo está al completo, incluido el atacante Miroslav Klose, que está a un tanto de igualar al brasileño Ronaldo Nazario como máximo anotador de toda la historia de los Mundiales.
Alemania confía en poder dejar atrás el recuerdo de la final de la pasada Eurocopa y poder clasificarse para su octava final, antesala de la intentona para sumar su cuarto título Mundial. El equipo de Löw ha crecido a medida que ha avanzado la competición y se presenta en el penúltimo escalón presumiendo de echar con goleadas a Inglaterra (4-1) y Argentina (4-0) en un camino tremendo.
El equilibrio en el juego, la fuerza física y la velocidad de su ataque son sus principales virtudes, con un Bastian Schweinsteiger que está impresionando por su capacidad para relanzar el juego del equipo. El ‘Viejo Continente’ tendrá como mínimo un representante en la gran final. España y Alemania están a un paso de la gloria.
