La Iglesia Católica se somete a referéndum. Coincide con el inicio de la Declaración de la Renta. Tenemos la oportunidad de decidir libremente si queremos que el 0,7% de nuestra declaración se destine a sus fines. En el ejercicio anterior la Iglesia salió bastante bien parada. El número de declaraciones a su favor fue de 7.337.724. Teniendo en cuenta las declaraciones conjuntas, más de 8,5 millones de contribuyentes eligieron con libertad destinar a la Iglesia el 0,7% de sus impuestos, con un aumento de 40.078 nuevas declaraciones, aunque la cantidad destinada por los mismos descendió en 5,58 millones respecto al año anterior y se sitúa en los 295,5 millones de euros. Este descenso refleja el deterioro económico ocasionado por la pandemia que, además del altísimo coste en vidas humanas, implicó un descenso muy significativo de la actividad económica. No obstante, conviene recordar que la asignación tributaria apenas supone el 30% de la recaudación total de la Iglesia, que proviene, en su gran mayoría, de las limosnas de los fieles.
La Iglesia lo agradece de corazón, así como a los que participan en el resto de campañas a lo largo del año, ayudándola a sostener su labor religiosa, espiritual y social al servicio de millones de personas. Detrás de cada ‘X’ hay una historia. “Hay personas con nombres, apellidos y rostros concretos que en la Iglesia católica han encontrado una mano tendida cuando sus vidas estaban rotas o a punto de estallar”.
En la campaña que está haciendo la Iglesia en los medios de comunicación se invita a poner la “X” en la casilla de la Iglesia Católica y en la de Otros fines de interés social. El sistema de asignación tributaria, que cumple catorce años, es un sistema respetuoso con la libertad de las personas a la hora de destinar un porcentaje de nuestros impuestos a un fin concreto. Poniendo la “X” en las dos casillas no vamos a pagar más, ni nos van a devolver menos. Apostamos por la persona y su dignidad, señalando, en una decisión libre, donde queremos que vaya parte de nuestros impuestos. Se convierte además en un signo de que toda la sociedad camina unida en el bien común.
Animo a los católicos o a los que sin considerarse como tales, valoran la obra de la Iglesia a poner la cruz en las dos casillas. A quienes tienen reticencias o incluso están en contra de la Iglesia Católica, quiero decirles que tenemos fallos y cometemos errores…, pero en el intento de ser fieles al Evangelio, la Iglesia en su conjunto quiere convertirse cada vez más en España en “Iglesia samaritana”, es decir una iglesia cercana y presente junto a los tirados al “borde el camino”. Esto es posible por la entrega generosa de miles de personas, una de las características más genuinas de la organización eclesial. La ‘X’ de la Iglesia constituye un escudo social de gran impacto, porque la Iglesia no deja a nadie al borde del camino.
Los efectos de la pandemia y la crisis socio-económica que estamos viviendo, está afectando al desenvolvimiento normal de la vida social en todos los ámbitos. No son tiempos de ahondar las discrepancias. Son momentos para lanzar un mensaje de unidad y de colaboración común. Poner las dos “X” en nuestra Declaración de la renta es un gesto de ayuda y apoyo al otro, que contribuye a potenciar la esperanza, la fraternidad, la generosidad y la concordia, en un clima urgente de cubrir las necesidades más básicas de tantísimas personas.
Así lo hacen muchas personas que sin sentirse miembros activos de la Iglesia o estando alejados de ella, reconocen que realiza una muy buena labor de humanización, de esperanza, de solidaridad, de integración, de ayuda, de consuelo, etc. Así debemos hacerlo los que participamos activamente en la vida de la Iglesia, porque toda la labor caritativa y social está sostenida en el mensaje del Evangelio. En ambos casos estamos llamados a marcar junto con la casilla de la Iglesia, la de otros Fines de acción social de una manera consciente para seguir construyendo un mundo mejor.
