Veinte días después de aprobarse en Consejo de Ministros, el nuevo Plan Estatal General de Emergencias, que en teoría dotaba al gobierno de un nuevo instrumento de ámbito nacional para enfrentarse a todo tipo de emergencias y catástrofes, llegó en enero la super nevada en buena parte de España y las bajadas de temperatura, dando la posibilidad única, de ponerlo a prueba y en práctica. Pero no. 600 carreteras afectadas, 300 con cadenas, ciudades y pueblos bloqueados, algunos sin energía y alimentos, autobuses urbanos e interurbanos sin funcionar, aeropuerto de Barajas cerrado, trenes y vías ferroviarias sin funcionar y recogidas de basuras sin hacerse; 5 personas fallecidas, abundantes cortes de suministro eléctrico y la máxima subida del precio de la energía en muchos años llegando hasta un 30 %; 13.000 camiones bloqueados en todo España durante cuatro o cinco días, la UME activada pese a la oposición disimulada del presidente Sánchez y cientos de coches aún parados en carreteras esperando a ser retirados.
Mientras, el gobierno lo único que esperaba es a que se derritiera la nieve en las carreteras y el hielo en Barajas, con varios centenares de personas que han estado más de cinco días durmiendo en el suelo. La magnitud de la nevada, las caídas bruscas de las temperaturas y con las consecuencias que hemos visto, según el gobierno, no es motivo suficiente para la declaración de emergencia de interés nacional. Conclusión, o el gobierno no ha querido activar el estado de emergencia nacional porque le da pánico asumir responsabilidades (83.706 fallecidos por el coronavirus es ya para el gobierno suficiente estigma para no tomar ninguna decisión), o es que el nuevo Plan no vale para lo que se pretendía solucionar, sin criterios específicos de automatismo y que todo queda una vez más sujeto a criterios políticos. Otra chapuza más.
España hoy y más que nunca, necesita al Partido Popular y a Pablo Casado, como única alternativa ante las tropelías
Desgraciadamente, la única urgencia que tiene este gobierno es controlar el Poder Judicial con su reforma exprés. Ya lo dijo la vicepresidente Calvo el domingo pasado en una entrevista en El Pais “el poder judicial es un poder político” (qué vergüenza); pero bajar el precio de luz, controlar el virus o la campaña de vacunación de todos los españoles que asumió Sánchez en su plan de vacunación nacional, o salvar autónomos, el comercio y la hostelería, no es urgente. Qué España dependa de un presidente que sólo se busca a su mismo, de sus mentiras y las de sus ministros y, de sus socios de Podemos, que es un partido al servicio exclusivo de una pareja y que lo único que buscan es generar tensión social, nos conduce a la ruina. España hoy y más que nunca, necesita al Partido Popular y a Pablo Casado, como única alternativa ante las tropelías, atropellos, arbitrariedades y abusos de este gobierno.
(*) Diputado del PP por Segovia.
