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El Adelantado de Segovia

“A diferencia de lo que ocurrió con los ingleses, los españoles generaron una sociedad mestiza”

Álvaro Mejía Salazar, doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid miembro de número de la Academia Nacional de la Historia de Ecuador

por Mercedes Temboury
27 de julio de 2025
en Segovia
Álvaro Mejía Salazar
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—Es Vd. miembro de número de la Academia Nacional de Historia del Ecuador, entre otras academias e institutos, doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y profesor universitario.

¿Qué representa el siglo XVI en la historia del Ecuador, casi cinco siglos más tarde?

—En mi criterio, el siglo XVI constituye el punto de quiebra fundamental en la historia de lo que hoy es el Ecuador. Es en este siglo donde nace la sociedad ecuatoriana tal y como la conocemos en la actualidad, pues en sus primeras décadas se consolidó la conquista del territorio por parte de los incas, donde los pueblos originarios y los pueblos incas formaron una nueva comunidad, ciertamente bajo una fórmula de sometimiento. Luego, la tercera década de la centuria trajo consigo la llegada de los españoles y con ella, el establecimiento de una nueva estructura social. Pero a diferencia de lo que ocurrió con los ingleses, los españoles generaron una sociedad mestiza que, dados los sinos de aquellos tiempos, no podía sino estar fuertemente estratificada, como de hecho lo estuvo –tal como también ocurrió en la península–.

En el siglo XVI también identificamos la génesis de la riquísima cultura ecuatoriana –también mestiza, pero principalmente occidental– la cual ha llevado a reconocimientos de categoría mundial, tal como ocurrió con la declaración del centro histórico de San Francisco de Quito como el primer Patrimonio Cultural de la Humanidad declarado por la UNESCO en 1978. En este siglo encontramos, además, el remoto origen de las estructuras jurídicas y de poder que hoy existen en el país, así como la comprensión de sus territorios y de las ciudades que hoy en día conforman el Ecuador.

—¿Cuáles fueron las principales ciudades fundadas en territorio de Ecuador en el siglo XVI?

—Para responder esta pregunta debo partir del hecho de que los españoles fundaron sus ciudades en las mismas urbes que previamente habían sido ya establecidas por los pueblos aborígenes. Por ejemplo, nuestra capital, Quito, fue fundada por Diego de Almagro, tras la expedición de Sebastián de Benalcázar, en un enclave estratégico que había sido poblado miles de años antes de la llegada de los españoles. Lo mismo ocurrió con otras ciudades de importancia, como Santa Ana de los Ríos de Cuenca, que fue fundada sobre la antigua Tomebamba, la cual era una ciudad inca establecida en un antiguo poblado cañaris –pueblo originario–.

Otras ciudades fueron establecidas para generar puntos de concentración de habitantes, dado que varias parcialidades indígenas solían vivir en pequeños grupos familiares dispersos en extensos territorios; tales los casos de San Juan de Ambato o San Vicente Mártir de Latacunga. Los enclaves donde se fundaron estas ciudades no eran urbes indígenas en estricto sentido, sino lugares donde existían incipientes asentamientos de indígenas, o lugares estratégicos donde los aborígenes que se encontraban habitando en los alrededores de una manera diseminada se reunían para realizar actos de comercio, de adoración o de organización militar.

Un caso paradigmático del desarrollo urbano en los entonces territorios ultramarinos de Castilla durante en el siglo XVI fue el de San Pedro de Riobamba, mi ciudad, la cual fue la principal de las ciudadelas del pueblo originario Puruhá, luego fue una ciudadela inca y, finalmente, una villa española con un origen en 1534 pero tardíamente fundada jurídicamente en 1575. Precisamente en julio de este año y en conmemoración de los 450 años de fundación, la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, ha publicado el libro Riobamba, siglo XVI, de mi autoría, donde presento una investigación sobre la historia de mi ciudad durante tal centuria.

—¿Por qué fue importante Riobamba?

—Riobamba se sitúa en el centro geográfico de los territorios de la entonces Real Audiencia de Quito, hoy República del Ecuador. Esta ubicación estratégica fue determinante para la importancia que Riobamba tuvo durante siglos. Era, en el siglo XVI, el punto forzoso de aprovisionamiento y descanso de los viajeros que venían desde el sur –Lima, Loja o Cuenca– y que se dirigían hacia Quito y viceversa; así mismo para aquellos viajeros que desde el puerto principal de la jurisdicción, Santiago de Guayaquil, viajaban a Quito y lo mismo en el sentido contrario.

Adicionalmente, Riobamba poseía en su jurisdicción tierras muy fértiles y aptas para la ganadería, pero principalmente una población indígena muy considerable que, para aquella época, constituía la fuerza de trabajo sin la cual la tierra carecía de valor. Al menos catorce fueron los repartimientos de grupos indígenas encomendados a españoles en la jurisdicción de Riobamba. Los naturales debían rendir un importante tributo, en especies o trabajo, a su encomendero español, a cambio de la doctrina cristina que aquel estaba en la obligación de proveerles a través de un sacerdote cuya retribución costeaba.

Es así como prontamente Riobamba se constituyó en un pueblo de españoles, organizados desde 1552 bajo la administración pública de un «justicia mayor». El primero de ellos fue el capitán Gaspar Ruiz, de los primeros conquistadores de estas provincias desde 1534, año en el que vino desde Centroamérica junto a su famoso tío, el gobernador de Guatemala y antiguo lugarteniente de Hernán Cortés, don Pedro de Alvarado y Contreras.

En más, la urbe fue creciendo en población, producción, industria y comercio. Para 1575, como anticipé, fue jurídicamente fundada y se le concedió cabildo. En 1588 se elevó su categoría a villa y capital de corregimiento, con lo cual logró importante autonomía. Durante este siglo se construyeron en Riobamba tres monasterios –Agustinos, Dominicos y Franciscanos–, además de la Matriz, hospital y escuela. Existían acomodadas casas y estancias; en las tiendas y pulperías de la villa podían encontrarse todo tipo de productos y géneros locales y provenientes de España, Italia, Flandes e incluso Oriente.

—¿Qué hechos principales acontecieron en esta provincia en el siglo XVI?

—Las historias cotidianas que se entrelazan en la gran historia del establecimiento y desarrollo de una urbe hispanoamericana, como lo es Riobamba, son realmente fascinantes. Sin embargo, si tuviese que elegir un par de hechos de aquellos que poseen una especial relevancia desde una perspectiva pública escogería el primer levantamiento social en los territorios de la Real Audiencia y los hechos que caracterizaron la concesión del escudo de armas de la villa.

Empiezo por el levantamiento del pueblo riobambeño. Para 1570, la urbe había alcanzado un desarrollo muy importante, no obstante, se encontraba sometida al cabildo de Quito para todos los efectos. Cualquier solicitud o tramite debía ser realizado en la capital de la Real Audiencia, situada a veinticinco leguas de distancia; el cabildo quiteño administraba a Riobamba sin conocer las necesidades reales del sector. Por ello, los vecinos más prominentes del poblado dirigieron continuas solicitudes buscando autonomía de Quito y el establecimiento de un cabildo propio. Las solicitudes no fueron atendidas, la desidia de las autoridades llevó a que, en enero de 1575, el vecindario reunido en la plaza mayor de Riobamba se levantase en reclamo y fundara, de facto, la villa de Riobamba, declarando su autonomía de Quito. Como la crónica de la época relata, existió «grande alboroto, escándalo e mano armada, espadas desenvainadas e con otras armas, significando resistencia contra quien se lo quisiese resistir».

Riobamba Siglo XVI

Quito se vio forzada a reaccionar y finalmente, en acuerdo con la Real Audiencia, dispuso la fundación jurídica de San Pedro de Riobamba el 9 de julio de 1575 y la organización del cabildo. No obstante, la jurisdicción se mantuvo sometida a Quito, por lo que algunos vecinos no estuvieron de acuerdo con lo sucedido y se mantuvieron realizando gestiones directamente con el virrey del Perú para lograr la tan ansiada y merecida autonomía que llegaría trece años más tarde. En cualquier caso, no puede negarse la importancia que tuvo la fundación formal del poblado, así como el establecimiento del primer cabildo que, dicho sea de paso, logró desde un inicio imponerse en varios puntos fundamentales para Riobamba por encima de lo que Quito quiso instruir. El antiguo justicia mayor, capitán Gaspar Ruiz, fue el primer alcalde de la urbe.

En cuanto al escudo de armas de Riobamba, el hecho que caracterizó su diseño ocurrió justo en medio del levantamiento del pueblo riobambeño y la fundación formal del poblado. Era 1575, en los arrabales de Riobamba vivía un extraño sujeto de aspecto teutón, hablaba bien el español, pero con un acento que lo delataba como germano o flamenco. Nadie conocía su identidad, con nadie mantenía amistad, era huraño y tosco. No iba a misa y en cuanta ocasión encontraba, buscaba conflicto con el sacerdote Juan Sánchez Miño. El 29 de julio, día de San Pedro y San Pablo, el pueblo entero estaba reunido en la misa por la fiesta de los Apóstoles. Curiosamente había entrado a la iglesia el extraño sujeto, el cual, al momento de la consagración, cuchillo en mano se abalanzó en contra del sacerdote que se encontraba especialmente indefenso, al estar de espaldas a la concurrencia y concentrado en el momento más sublime de la celebración.

El sacerdote logró salvar este primer ataque de milagro, al tiempo que el sujeto arrebataba la Sagrada Forma de las manos del oficiante, la tiraba al suelo y tras profanarla, retomaba los ánimos criminales. Los vecinos principales, que ocupaban los espacios mas cercanos al presbiterio y que iban armados, de seguro el capitán Gaspar Ruiz a la cabeza, acudieron en auxilio del sacerdote. El sujeto, en lugar de someterse, los amenazaba con el cuchillo y arrojaba objetos. Ante esto, los vecinos se vieron obligados a ultimar al sujeto como única forma de asegurar a vida del sacerdote y las suyas propias. Hasta aquí el relato histórico que he encontrado en documentos en archivos ecuatorianos, chilenos y españoles. La tradición centenaria sostiene que el cuerpo del sacrílego criminal solo rompió a sangrar cuando salió del templo, es decir, que el suelo sagrado no se habría visto manchado por la sangre del sujeto.

Las mentalidades del siglo XVI identificaron el hecho como una sacra vindicta de los riobambeños contra quien profanó la Sagrada Forma e intentó asesinar a un ministro de Dios. Por ello, cuando se fundó la urbe días más tarde, el pueblo eligió por patronos de Riobamba «a los gloriosos apóstoles San Pedro y San Pablo» –la memoria de éste ha desaparecido, manteniéndose hasta la actualidad solo como patrono aquel–. De igual manera, cuando en 1588 la urbe fue ascendida a villa y el virrey del Perú, el conde del Villardompardo, le concedió escudo, el pueblo eligió el siguiente diseño, que se mantiene hasta la actualidad: «un cáliz y encima una hostia y dos llaves que se cruzan, y dos espadas desnudas que bajando de los dos lados altos del escudo por entre las llaves, dejan en el medio el cáliz y hostia y se juntan en una cabeza de hombre que tienen clavada por las puntas».

Hombres del XVI

—Su conocimiento del siglo XVI ecuatoriano es profundo, ¿además del libro que publica este año, tiene otras investigaciones sobre el siglo XVI?

—Mi principal línea de investigación histórica es, precisamente, el siglo XVI. Lo vengo estudiando e investigando unos doce años ya. Si bien me centro en lo ocurrido en mi país, dada la naturaleza del período necesariamente he debido estudiar lo ocurrido en España, México, Centroamérica y Perú. Por fuera de varios artículos que he publicado sobre esta temática en boletines y anuarios académicos a nivel nacional e internacional, en el año 2015 publiqué el libro Hombres del XVI, bajo los auspicios editoriales del Instituto Panamericano de Geografía e Historia. En aquella obra publiqué la biografía de veintidós personajes, cuyas vidas comportan paradigmas de las de quienes poblaron nuestros territorios durante la decima sexta centuria de nuestra era.

En la actualidad me encuentro finalizando un nuevo volumen sobre la temática, el cual se titula Encomenderos y propietarios del valle de Chillo durante el siglo XVI. En esta obra analizo la trayectoria de la propiedad inmobiliaria de entonces principal valle de Quito durante el período, así como la vida de los principales beneficiarios de las propiedades.

—¿Qué personajes de este siglo ha estudiado? ¿Son conquistadores, exploradores, frailes?

—En mis investigaciones y publicaciones trato de abarcar a personajes representativos de todos los estratos sociales, pues cada uno de ellos, a su modo, construyen las varias historias luminosas u opacas que reunidas, conforman la gran historia social. Así, en Hombres del XVI, presenté la vida de los grandes capitanes de la conquista, hasta de la de los soldados de las huestes, sin olvidar los meros pobladores. Pero también la vida de los caciques indígenas y de los mestizos de primeras generaciones. El rol de la mujer en las latitudes ecuatorianas durante la centuria de mi interés fue sumamente importante y así lo he presentado, no obstante, no se ha descubierto hasta la actualidad alguna que hubiese jugado un rol protagónico y determinante, de lo cual sí existen ejemplos en el Perú o Chile.

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