«Un pasito». Así calificó ayer el consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, la decisión del Ayuntamiento de Tolosa, integrado por Bildu y Aralar, de rechazar el ataque contra el monolito en memoria del ex gobernador civil de Guipúzcoa, el socialista Juan Mari Jáuregui, y de sufragar su arreglo. No obstante, quizás en este gesto, que se vio acompañado de otros durante la jornada, como el compromiso de la presidenta de las Juntas Generales de Guipúzcoa, Lohitzune Txarola, de acudir a los homenajes por las víctimas de ETA -quizás hoy-, haya algo más, un nuevo cambio de rumbo en la estrategia del mundo abertzale que podría precipitar su disolución.
Desaparición, cese definitivo de la actividad armada, entrega del arsenal, paz… Todos los términos valen, salvo uno: rendición. Ya eso sería demasiado para la organización criminal, cuyo entorno y simpatizantes tienen muy claro que no quieren por nada del mundo un Gobierno fuerte del PP, y para eso qué mejor que anunciar el final de la violencia en vísperas de unas elecciones generales de incierta fecha.
Para los socialistas supondría una inyección considerable de votos el ansiado comunicado. El portavoz de Interior en el Congreso de los populares, Ignacio Cosidó, quiso huir de esas cábalas: «Me resisto a creer que la política antiterrorista pueda ser utilizada como arma electoral. Derrotar a ETA debe ser un objetivo de toda la nación, y se equivocan quienes busquen réditos electorales de ese final».
Estos argumentos, que el presidente Zapatero calificó el lunes pasado de «ciencia ficción», se ven reforzados por el constante movimiento que hay en la Fundación Henry Dunant, ubicada en Suiza, y que ya tuvo un papel importante en la última negociación -conocida- del Gobierno con la banda asesina. La periodista Pilar Cernuda comentó recientemente en los micrófonos de Onda Cero que, pese a su reconocida discreción, se advertía mucho movimiento en el seno de esta asociación en la que trabaja desde 2010 como presidente de honor el ex dirigente socialista Javier Solana, que durante años desempeñó la representación de la OTAN en Europa.
También hay otro dato y es que la noticia de ese comunicado de ETA venía de Sabin Etxea. El PNV no se caracteriza precisamente por difundir bulos, y sí por estar en permanente contacto con la realidad vasca, y desde hace meses con el mundo abertzale, máxime cuando en Guipúzcoa gobierna Bildu gracias a su pasividad; por no hablar de su apoyo a la legalización de esta marca de Batasuna así como de Sortu, que espera ver la luz democrática este otoño.
Tampoco hay que olvidar que ha tenido que salir el Ejecutivo a la palestra, concretamente el ministro del Interior, Antonio Camacho, al que la sombra del Faisán le alcanza. Así, negó que exista un proceso de mediación con la organización terrorista, añadiendo que los únicos mensajes que se envían a la banda son las detenciones de sus miembros y desarticulaciones de sus aparatos de dirección.
Desde el PP, Cosidó hizo extensiva su inquietud por ese rumor que no cesa: «Me preocupa mucho que las informaciones sobre una nueva negociación de ETA con el Ejecutivo se estén prodigando sin que haya una respuesta clara y rotunda por parte del propio Gabinete. Creo que todo diálogo con los terroristas es siempre un error. En todo caso, no veo por desgracia una voluntad en ETA de desaparecer definitivamente, entregar sus armas y pedir perdón a sus victimas». Además, mostró su deseo de que la ciudadanía no abrace la paz sin leer la posible letra pequeña: «No creo que esté dispuesta a pagar un precio por ella».
‘Txapote’, el rostro menos ‘angelical’
La Fiscalía de la Audiencia Nacional pedirá 105 años de prisión para el exjefe militar de ETA Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, por ordenar al comando Ituren el atentado que causó la muerte del entonces portavoz del Partido Socialista en la Cámara Vasca Fernando Buesa, y de su escolta el 22 de febrero del año 2000.
En su escrito de conclusiones provisionales, el fiscal Daniel Campos acusa al dirigente etarra de dos delitos de terrorismo con resultado de muerte, dos con resultado de lesiones, uno de estragos y otro de falsificación de documento oficial con fines terroristas. Además, reclama que indemnice con 300.506 euros a los hijos de Buesa y con idéntica cantidad a los de su escolta Jorge Díez.
Según el representante del Ministerio Público, Txapote, en calidad de responsable de los comandos ilegales de la banda, mantuvo citas orgánicas en el sur de Francia con los miembros del comando Asier Carrera, Luis Mariñelarena y Diego Ugarte -ya condenados por estos hechos- y les ordenó que «causaran la muerte» de Buesa.
Txapote cumple ya condena por los asesinatos de Miguel Ángel Blanco, Fernando Múgica y Gregorio Ordoñez, entre otros crímenes.
