A demás de los superhéroes, la otra apuesta segura que últimamente ofrece la gran industria de Hollywood, y que ha decidido explotar al máximo, son los cuentos populares, historias como Blancanieves, que, desde el pasado viernes, llena las salas de cine de España, además de las de Estados Unidos, con Blancanieves y la leyenda del cazador, interpretada por Kristen Stewart y Charlize Theron como platos fuertes.
La californiana de la saga Crepúsculo será la jovencita e inocente protagonista, mientras que la sudafricana da vida a la reina malvada que no piensa en otra cosa que acabar con la vida de la pequeña que amenaza su reinado de belleza. Todo ello bajo la dirección de Rupert Sanders, un realizador desconocido para la gran mayoría del público, y que acomete su debut con este largometraje.
Pese a la inexperiencia del director, Stewart, de 22 años, asegura que la propuesta de Rupert fue el factor fundamental que le atrajo hacia este proyecto: «Creo que me llamó la atención su estilo visual, algo que se refleja claramente en la cinta».
Ese ritmo, añadido al tono más oscuro del filme, con una poderosa y maliciosa dama como Theron en uno de los mejores papeles de su carrera pese a ser un cuento infantil, es lo que la diferencia claramente de la otra versión de Blancanieves que se estrenó hace dos meses: Mirror mirror, con Julia Roberts como gran reclamo y Lilly Collins en el papel de Blancanieves.
Dicha coincidencia ha despertado ciertos comentarios negativos en el mundo del cine y de la crítica por el carácter explotador y repetitivo de Hollywood respecto a ciertas fórmulas seguras y fiables para la recaudación.Pero es que estamos en crisis… Ah, y en diciembre ¡otra versión! «Hay muchos juicios, y estoy de acuerdo, en parte, en que no hay material original. Además, en lugar de creer en algo que inspire, si no es una apuesta segura, se deja guardado», confiesa Stewart. «Es alentador trabajar en algo que sabes que tiene una audiencia detrás, pero también es interesante sorprender a la gente. Me gustaría ver más de ese estilo», añadió.
Sobre esa línea espera discurrir la vampirilla, una vez que deje atrás en noviembre la franquicia que le ha dado fama, dinero… y novio. Stewart asegura que está lista para superar el personaje de Bella Swan tras su cuarta y definitiva película de Crespúsculo para concentrarse en proyectos ilusionantes y que la lleven «a nuevos lugares».
Parte de esa exploración la ha conducido a toparse con actrices como Theron, una de sus mayores inspiraciones en esta película, rodada casi en su totalidad en Inglaterra. «Ella fue uno de los motivos de que dijera que sí», admite.
Theron, por su parte, afronta este papel sabedora de la fuerza interpretativa que implicaba y ejerciendo de líder ante dos actores de menor recorrido como la propia Stewart y Chris Hemsworth, el marido de la actriz Elsa Pataky.
Ganadora de un Oscar por su papel en Monster, la exmodelo ha conseguido disipar cualquier duda sobre su capacidad interpretativa a los que la acusaban de ser simplemente una cara bonita. Prueba de ello son papeles como en Young adult, de la mano de Jason Reitman, y en Prometheus, junto a Ridley Scott, que se estrenará el 3 de agosto.
Como malvada acapara y derrocha intensidad, llevando el peso de una cinta de carácter más oscuro y tenebroso, descubriendo la cara más adulta de un cuento que popularizó Walt Disney como nadie, y que hoy sirve de inspiración para un Hollywood hambriento de conexión con su audiencia.
La primera en presentarse, Mirror Mirror, no tuvo una gran acogida en taquilla. La segunda parece que pinta mejor. Mucho mejor.
